POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
Después de seis horas de un encuentro estéril, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y Felipe Calderón, responsable directo de 43 mil muertes y un sin número de “daños colaterales” relacionados con su guerra contra el crimen organizado, acabaron distanciados sin propuestas y sin fecha para un eventual encuentro futuro.
Contundente el presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa dejó en claro: "no voy a pedir perdón a 'Los Zetas', son unos criminales" y que el Estado no es un obstáculo para la paz sino los mismos criminales.
En esa línea de justificaciones a modo, rechazó que el gobierno sea autoritario, que reprima o asesine.
A pesar de haber reconocido que el gobierno no ha cumplido con su misión de proteger a las víctimas, jamás ha mancillado a la Constitución.
El Presidente Calderón advirtió que de no haber actuado oportunamente, el crimen organizado se habría apoderado del país.
El Ejecutivo Federal, al hacer referencia sobre los comentarios del padre Alejandro Sosalinde, en el sentido de que se les debe pedir perdón a "Los Zetas", arremetió en contra de esa propuesta.
"Hay otras cosas que en verdad no voy a defender, sabe cuál (le señaló a Javier Sicilia), la que dijo (el padre Sosalinde) que deberíamos perdonar a 'Los Zetas'. Es absurdo, de qué les vamos a pedir perdón, son criminales, son asesinos están destrozando a miles de familias, claro que no les vamos a pedir perdón a 'Los Zetas', no sé por qué lo dijo el padre (Alejandro) Solalinde".
Al tocar el tema de instalar una comisión de la verdad tal y como lo propone el Movimiento por la Paz y la Justicia con Dignidad, el Primer Mandatario resaltó que su gobierno no es autoritario.
Enfatizó que si ese fuera el caso, el diálogo que sostuvo con ellos no se hubiera dado y, puntualizó, si éste fuera un Estado que oculta la verdad, "créanme que no estaríamos poniendo y abriendo la información para que se conozcan esos casos, ni revelado el número de víctimas.
"No se oculta la verdad ni se actúa autoritariamente, ni tampoco es el Estado el que reprime o asesina. Sí tenemos una responsabilidad que es reconocida y, el Estado no ha cumplido con proteger a la ciudadanía", e insistió en que "el Estado no ha sido sistemáticamente el que asesina, reprime o desaparece a las víctimas, como ha sucedido en los regímenes autoritarios".
El Jefe del Estado mexicano señaló que México enfrenta el desafío de dejar atrás la sombra de la inseguridad y la impunidad, para ser un país de leyes y de libertades.
Calderón Hinojosa rechazó que este gobierno tolere o propicie a grupos paramilitares, tal y como lo expresó el Secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora, quien señaló que el gobierno no permite que ningún grupo haga justicia por propia mano.
Durante la Jornada Ciudadana por la Seguridad y la Justicia, el Presidente Calderón subrayó que el crimen organizado ha matado a más gente que los regímenes dictatoriales, que secuestraron y desaparecieron a muchas personas.
Los poderes públicos y las autoridades de todos los órdenes de gobierno, están obligados a escuchar a la sociedad, a recoger sus inquietudes y a trabajar juntos, a fin de abrir cauces y forjarnos un futuro mejor.
Por ello llamó a los mexicanos a redoblar esfuerzos para desarrollar nuevos esquemas que propicien un nuevo compromiso de las autoridades y una mayor participación ciudadana.
El ciudadano debe ser el más grande actor de la lucha por un México más seguro, aunque el principal responsable, puntualizó, es el gobierno que debe asumir esa condición de responsabilidad.
En el Alcázar del Castillo de Chapultepec, resaltó los embates criminales que se han incrementado en la zona de La Laguna, en Veracruz y Guerrero.
Ante representantes de la sociedad civil como Isabel Miranda de Wallace, Alejandro Martí y Javier Sicilia, entre otros, aclaró que la presencia del Ejército en muchas de estas ciudades es porque las propias autoridades y sociedades lo han solicitado, porque se han visto rebasados por la criminalidad.
"Hemos acudido en defensa de la ciudadanía, buscamos hacerlo de manera temporal y subsidiaria y lo hacemos con el propósito de que las autoridades locales puedan depurar y fortalecer sus propias fuerzas del orden y sus estructuras institucionales".
En suma, el desencuentro fue lamentable y demostró llanamente que quien se acostumbra al poder, pierde el respeto por él y asume que las decisiones tomadas son absolutas e incuestionables, aun si eso significara el desmembramiento de las instituciones que lo cobijan.
Con esa determinación nefanda, Calderón cerró la posibilidad de un retorno a la razón y la sensibilidad democrática, hasta el último día del sexenio, México seguirá sacrificado a un interés lejano al bienestar inmediato de los ciudadanos.
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