POR.- LA REDACCIÓN DODO
Exhibir cifras sin elementos de contraste dice mucho, pero a la vez nada, pues los números necesitan de una referencia, de un contraste, para determinar el tamaño de lo que se está señalando.
En respuesta a una solicitud de información, la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) informó que de diciembre de 2006 a marzo de 2011 les ha asegurado a los integrantes del crimen organizado 405 millones 815 mil 645 dólares en efectivo y en cuentas bancarias, lo que equivale a unos 5 mil 275 millones 603 mil 385 pesos, tomando en cuenta el actual tipo de cambio a 13 pesos. Sumado lo incautado en dólares y pesos da un total de 5 mil 836 millones 417 mil 221 pesos.
Es obvio que se trata de mucho dinero, sin embargo, de cuánto estamos hablando con respecto al total de recursos financieros que mueve la delincuencia. Si el monto de lo asegurado es de tal magnitud, entonces qué capacidad tiene para mantener en acción.
En un total de 5 mil 836 millones de pesos, producto de sus actividades ilícitas, el crimen organizado en apariencia ha recibido fuertes golpes, pero no lo suficientes para desmembrarlo y, en esta lectura, la apabullante cifra, al carecer de una comparación, simultáneamente es alta y a la vez mínima.
En promedio, la Procuraduría General de la República incauta cuatro millones de pesos al día, dinero del que se sabe poco.
La SIEDO aseguró dos mil trescientos sesenta y dos vehículos terrestres, trece marítimos y once aeronaves, además de quinientos sesenta y nueve inmuebles urbanos y sesenta rurales. Al margen de mil trescientos cincuenta y uno animales, ocho mil setecientos diecisiete joyas, y setenta y una obras de arte.
La contabilidad, aunque aparatosa, no es exacta y responde más a exigencias administrativas que a una seria determinación de resultados.
En los laberintos de la autoridad lo incautado no siempre deja rastro y en sí la ignorancia ciudadana al respecto es total, salvo los intentos de reporteros y analistas por aclarar el destino de la riqueza.
Por una simple relación de costo – rendimiento, lo gastado en la lucha gubernamental no se recupera, ni por dinero constante y sonante, ni por la reducción del adversario.
La especulación es bienvenida, no obstante, insistimos: es urgente mostrar la tabla comparativa del saldo de este sexenio sangriento para que los ciudadanos conozcamos lo avanzado en esta “cruzada”, sobra la cual NADIE nos pidió un pronunciamiento.
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