domingo, 9 de octubre de 2011

ASUNTOS EXTRANJEROS: LA ÚLTIMA CORRIDA

POR.- LA REDACCIÓN DODO

El domingo 25 de septiembre de 2011, en la Plaza Monumental de Barcelona, se llevó a cabo la última corrida de toros en esa región, pues el primero de enero de 2012, legalmente, quedarán prohibidas, gracias a la movilización y el impacto político de activistas de los derechos de los animales.

La corrida en cuestión agotó las veinte mil localidades y simbolizó un tibio intento de los aficionados al arte de Cúchares por mantener en activo la fiesta brava, a pesar que desee hace varios años, su popularidad ha declinado, ganándose a lo sumo el calificativo de un festín bárbaro sin sentido.

El parlamento catalán prohibió el espectáculo en julio de 2010 tras una campaña de activistas de los derechos de los animales.

Empero, sus detractores sostienen que la prohibición tiene que ver menos con la protección de los animales y más con el empeño del sector nacionalista catalán por distanciarse de España, incluso en el terreno de la cultura popular.

"Prohibir las corridas de toros en Cataluña no más que un ataque contra la libertad", dijo Carlos Núñez, presidente de Mesa del Toro. "Es fruto de la política en Cataluña contra los toros y todo lo que parece representar a España", agregó.

Aunque es un gesto mayormente simbólico —la Monumental sólo organiza unas 15 corridas anuales_, la prohibición ha aunado a los partidarios de la fiesta nacional empeñados en derogar la decisión o por lo menor asegurar que no se extienda a otras regiones.

El conservador Partido popular —favorito para ganar las elecciones generales del 20 de noviembre— apeló la prohibición ante el Tribunal Constitucional, mientras que su representación en Cataluña intenta que se postergue la fecha de la prohibición.

Mientras tanto, Mesa del Toro busca 500 mil firmas con la esperanza de persuadir al parlamento nacional en Madrid para que otorgue a las corridas de toros la categoría de patrimonio cultural del país.

Cataluña es la segunda región que prohíbe las corridas de toros en España. Las Islas Canarias las prohibieron en 1991, aunque nunca fueron una tradición popular en el archipiélago.

Sin quitarle el carácter cultural antiguo, las corridas de toros se tambalean precisamente por la imposibilidad de adaptación del espectáculo en una era en que se cuestionan comportamientos donde los animales sean sacrificados lentamente.

Aunque la fiesta, que gira alrededor de las faenas taurinas, es un indiscutible ingrediente de la cultura ibérica, no está comprometida a la muerte del toro y sí a la victoria y el valor de la vida. Música, danza, comida, bebida y charla no van a desaparecer a causa de la prohibición, sino hallarán en un contexto de cordialidad la razón de ser y estimular el orgullo de los pueblos peninsulares.

Esperan, los simpatizantes mexicanos de esa causa, que las autoridades mexicanas, analizando lo sucedido en Barcelona, regulen efectivamente el ejercicio taurino y promuevan valores de respeto hacia los animales.

El reconocimiento y respeto de la bestias es, por supuesto, una obligación democrática.

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