POR.- EL DODO DE LA MALE LECHE Y EL DODO DE HUMOR NEGRO
El norte del país está en llamas. A eso el Gobierno Federal llama “la desesperación de los cárteles”. Los mexicanos, “la hegemonía absoluta del crimen organizado”. En matanza plena, los bandos criminales se han despachado con la cuchara grande y no existe un solo dato gubernamental para sostener “que se va ganando la guerra y que por eso se registran expresiones inéditas de inseguridad”. Tan es así que los ciudadanos suben diariamente videos tomados por celular a You Tube para mostrar como las calles de la una vez hermosa provincia mexicana es una réplica exacta de Afganistán, Irak o Palestina.
En Chihuahua, los dueños de restaurantes, bares y discotecas decidieron cerrar a partir de las 19:00 horas del viernes pasado porque los supuestos desesperados criminales empezaron a usar los establecimientos y a los trabajadores como lugares de venta de drogas con el argumento concluyente de: cooperas o hasta aquí llegas. De hecho la “moda macabra” alcanza a cualquier prestador de servicio, al margen de trabajar el sustento tiene que redondear el mercado de los polvos mágicos.
La verdadera seguridad, en diferentes entidades de la República, no la pone la institucionalidad, sino la gente común que debe de pagar “protección” so pena de perder todo.
Pero, “los carteles están desesperados”; tan desesperados que después de hacerse pública la masacre de 72 migrantes ilegales en Tamaulipas y de la tradicional torpeza de los defensores de la ley, el único superviviente de la matanza, a quien los medios popularizaron con nombre y apellido, declinó la visa “humanitaria”, que hipócritamente le tendió la administración calderonista, para poner pies en polvorosa por terror a la venganza de los “desesperados” zetas.
Independiente a la imposibilidad real de resolver esta afrenta internacional con diferentes países de Iberoamérica, desde el punto de vista judicial, la perdida del único testigo presencial de los crímenes cierra la continuación de las indagatorias.
Por si fuera necesario, además de la condena mundial por lo ocurrido y la negligencia policíaca, México violó el artículo 24 de la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Trasnacional, también conocida como “Convenio de Palermo”, que establece que el gobierno estaba obligado a tomar medidas para impedir que se difundiera la identidad de una víctima que además es testigo. Saque usted la conclusión de esta “oportuna omisión”.
No obstante, público lector cree que esto le ha quitado el sueño a los grillos profesionales del Congreso. Nanay. Nop. Niguas. Ellos están peleando el reparto de los espacios en el siguiente periodo de sesiones y velando exclusivamente por sus intereses, en especial, el monto de presupuesto que les toque, debido a la enorme responsabilidad de vivir cual faraones a costilla de los crucificados.
Sigamos creyendo que no sucede nada, que todo es tranquilidad y armonía; creamos en cosas como la entrevista domesticada de Televisa a Felipe Calderón.
Los desesperados son otros.
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