POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
En una civilización volcada a la exaltación de la juventud como valor supremo de existencia es incomprensible que los jóvenes sean los primeros sacrificados en el avance del progreso y el bienestar social.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el informe “Tendencias mundiales del Empleo Juvenil 2010” concluyó que en 2009 se generó el nivel más alto de desempleo de la historia y que la tendencia aumentará este año, posibilitando la pérdida de una generación de población económica activa sin un lugar en la productividad.
Dicho en números de los 620 millones de jóvenes económicamente activos entre 15 y 24 años en el mundo, 81 millones estaban sin trabajo, a fines de 2009, suponiendo una agudización de la cifra en los meses siguientes.
Esto significa 7,8 millones más que en 2007, y mientras tanto, la tasa de desempleo juvenil aumentó de 11,9% en 2007 a 13% en 2009.
La OIT prevé que la tasa mundial de desempleo juvenil alcance 13,1% en 2010, para luego descender a 12,7% en 2011.
En México viven 34 millones de jóvenes entre 12 y 29 años, la cifra demográfica de este tipo en su historia, pero 14.9 millones sufren algún tipo de pobreza.
Con estos datos, el desempleo juvenil se convierte en una prioridad de los Estados y un rubro bastante complicado de resolver.
El 90% de los jóvenes desempleados están en los países subdesarrollados y está vinculado a la proliferación de riesgos por falta de motivación e inactividad prolongada, siendo presas fáciles de la autodestrucción y el crimen organizado.
El subempleo, una de las caras de la neoesclavitud actual, facilita la explotación laboral, la reducción de salarios, la ausencia de prestaciones y la imposibilidad de la superación personal a causa de la competencia extrema de un ejército de reserva de “parados”.
El informe estima que 152 millones de jóvenes -cerca del 28% de todos los jóvenes trabajadores en el mundo - trabajaron en 2008, pero permanecieron en la pobreza extrema en hogares que viven con menos de 1,25 dólares por persona por día.
Pese a la rotación de gobiernos, la lógica del mercado capitalista (que abarca aun la economía informal) no varía y la pobreza seguirá siendo legada a las generaciones porvenir en las condiciones que imperen, a menos que fuertes movimientos sociales la hagan cambiar de parecer.
En el Día Mundial de la Juventud, los jóvenes aparecen como una mayoría minimizada con un futuro incierto y la certeza que el presente es la única seguridad.
La misma generación responsable del renacimiento contestatario de la década de los sesentas del siglo XX, al envejecer y no saber transmitir el espíritu de cambio, tomó las decisiones para que sus nietos sean crucificados en honor a la bestia a la que tanto se opusieron.
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