El entrañable Rolando Garrido comentaba en una de sus entregas que la clase media se conformaba con exponer en las redes sociales y los blogs su protesta ante el desmoronamiento real de México, y que de ahí no pasaba.
Evidentemente tiene razón; se hace necesario tomar acciones directas frente a las canalladas gubernamentales. Indudablemente duele la matanza de inmigrantes ilegales en nuestro territorio por el crimen organizado, avergüenza la respuesta cínica de la policía que sabiendo del problema no hizo absolutamente nada, indigna que a punto de cumplir doscientos años de seudovida independiente nuestra patria esté rota, sangrante y demandante de justicia.
El Último de los Dodos celebra con un nudo en la garganta las cien mil visitas, después de dos años de labores periodísticas ininterrumpidas. El nudo en la garganta no es únicamente de emoción feliz, sino de las circunstancias tan peculiares como se ha llegado a este número.
Los Dodos creen, defienden y prosperan cada día en la convicción de que su deber es poner en palabras lo que mucha gente piensa, y por diversas razones, no lo puede difundir más allá de su espacio circundante.
En lo ave, El Último de los Dodos está hondamente emocionado por la respuesta de los Dodolectores y los Dodofanes; acción que ni en sus sueños más alucinados hubiera pensado posible, cuenta con muchas amigas y amigos, una comunicación constante, voces anónimas o dedicadas que lo van acompañando en su devenir por las diferentes historias que le suceden, le cuentan o le interesan.
Algunos dodos fundadores han levantado el vuelo para iniciar la rebelión intelectual en otros frentes, otros se han unido a la causa original expuesta en nuestro manifiesto y han enriquecido invalorablemente las páginas de su blog.
Tener cien mil visitas, siendo de tan humilde cuna, es una victoria sobre el silencio, que también es cómplice de los canallas. Los dodos insisten en no quedarse callados y seguir, desde sus peculiares trincheras, luchando por generar una chispa de reacción democrática, por crear en los lectores un juicio que le dé congruencia a su convivencia cotidiana con sus semejantes y la sociedad en general.
Los dodos somos humildes reporteros. No poseemos la ambición egocéntrica de otros personajes funestos. Únicamente ofrecemos cada día líneas de pensamiento a la consideración del público en general.
Al igual que no pensamos llegar a diez visitas en nuestros primeros días, tampoco sabemos hoy hasta dónde podemos llegar. Sin embargo, eso es irrelevante porque aquí y ahora tenemos evidencias de que se nos quiere, se nos objeta y se nos permite ingresar a la intimidad de su pensamiento, lo cual visto desde cualquier ángulo es una bendición de la vida, la comunicación y la omnipresente tecnología.
Nuestro compromiso se mantiene porque es nuestra esencia de ser y mientras un dodo exista, continuaremos en el trajín diario de señalar lo que consideramos incorrecto, injusto o asesino.
Escribimos por los anónimos, por los sacrificados y por los que no le interesan a las cúpulas del poder. Quizá como lo resalta Rolando no sea suficiente, pero escribir es un acto de rebeldía, es un acto de dejar testimonio de una oposición.
Muchas gracias a todos.
Muchas gracias a la Comuna del Pantano.
Muchas gracias a la Banda del IMP.
Muchas gracias a nuestros colaboradores.
Pero, en especial, muchas gracias a quienes antes que nosotros nos enseñaron que la palabra también es un instrumento de revolución.
Felicidades a ustedes, los lectores.
PD: Los Dodos seguimos trabajando.
EL ÚLTIMO DE LOS DODOS
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