POR.- EL DODO DE LA MALA LECHE
La tira de monitos se repite. Después de esa intentona fallida de desprestigio electoral llamada “Michoacanazo” en contra del Partido de la Revolución Democrática, el Gobierno Federal prepara un “Tamaulipazo” para golpear al Partido Revolucionario Institucional mientras el suyo, el Partido Acción Nacional, logra dejar los lavadores y elige al suspirante presidencial.
A través de la Procuraduría General de la República, se soltó el rumor sobre la existencia de acciones ministeriales precautorias contra tres ex gobernadores de Tamaulipas: Manuel Cavazos Lerma, Tomás Yarrington Ruvalcaba y Eugenio Hernández Flores.
Obviamente los medios de información siguieron la nota que destacaba la presencia de una “alerta migratoria” para impedir la salida del país a esos priístas.
El asunto subió de tono y tanto la PGR como la Secretaría de Comunicaciones y Transportes no daban un pronunciamiento claro hasta que emitieron un comunicado en el que responsabilizaron al comandante del aeropuerto de Tampico de que con base en una solicitud de información sobre entradas y salidas de estos personajes del país, pidió al delegado del Instituto Nacional de Migración en Tamaulipas emitir una alerta en su contra; y debido a que “se extralimitó en sus funciones” esta persona fue separada de su cargo.
Obviamente, “algo” no cuajo y el golpeteo bajo fue detenido, dejando a los informadores el trabajo de encontrar respuestas.
Los presuntos implicados, que sin ser blancas palomitas, se aventaron del castillo de la pureza, alegando que se trataba de una guerra sucia, que no debían ni temían nada y que si bien existían oficios, no les impedían la salida del país. Un poco en la línea somos gachos, pero no tanto.
Durante algunas horas, la PGR mantuvo en silencio la especulación y dejó correr la versión dentro y fuera del país sin aclaración mediante. De hecho ciertos funcionarios de manera extraoficial validaron que se tiene una pesquisa en curso por parte de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, de la cual no podían dar detalles por tratarse de un asunto delicado.
El trillado esquema del sí y no dio de qué hablar, a pesar que sin ser mente brillante, a cualquiera le sugería el origen y la dedicatoria del chismorreo.
Cayendo en el lugar habitual de las “conspiraciones” calderonistas, los asesores no aprenden que con este tipo de acciones sólo recogen un mayor desgaste a la de por sí abaratada presidencia.
Acción Nacional, si de menos desea salvar la escasa honra, primero debe de decidir la obediencia al designio presidencial o el costo de la libertad, y después meterse al callejón de las patadas.
Michoacán probó la incapacidad del Poder Ejecutivo para doblar legalmente a adversarios. De querer insistir en ese modelo, habría que preocuparse por la construcción jurídica de casos y no soltar a los lobos, arriesgándolos a que regresen con el rabo entre las patas.
Sin mucha dedicación de los oponentes, el presidente y el panismo van perdiendo, no por la sapiencia de los otros, sino por la imprudencia interna.
Sabremos pronto de mayores idioteces.
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