POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
Cuenta la leyenda que Bruce Springsteen estaba tocando en el Student Prince, allá en la mítica Nueva Jersey. Afuera llovía a mares y soplaba un viento terrible, De pronto, para sorpresa de la concurrencia y los músicos, la puerta del lugar se abrió de par a par, mostrando la corpulencia de un hombre. En ese momento, el aire arrancó la puerta de las bisagras y se la llevó calle abajo. Sin inmutarse, el hombretón se acercó al escenario y preguntó ¿puedo tocar con ustedes?. Nadie dijo que no. Así, en ese entorno casi mágico, Clarence Clemons cumplió el llamado de su destino.
A lo largo de cuatro décadas, el saxofonista gigante logró, junto a la E Street Band y el talento portentoso de “The Boss”, llenar una página gloria de la historia del rock estadounidense.
Clemons, fallecido la madrugada del domingo 19 de junio de 2011, a los 69 años en Florida, tras sufrir un derrame cerebral, es una ausencia irreparable para el mundo, si es que aun existe, del rock honesto, festivo y entrañablemente salvaje.
De origen afroamericano, hijo de un predicador de Virginia y criado en el gospel, 'Big Man', el 'Hombretón', se unió a la E Street Band en 1972, después de decantarse por la música en detrimento del fútbol americano, y el proyecto tomó otro rumbo.
A su lado, Springsteen comenzó a construir un grupo de proporciones épicas, una banda de compinches capaz de dejar sin aliento al público con un sonido profundo y demoledor, en una era en que el espectáculo dictaba lo contrario.
En 1975 ya estaban listos para dar el salto a la fama con el tercer álbum de estudio de Springsteen, 'Born to run', que se convirtió en uno de los discos más célebres del siglo XX.
En su portada desplegable, el rockero de Nueva Jersey aparece apoyado en la espalda de 'Big Man", que toca el saxo y mira a la cámara. La imagen es toda una declaración de amistad.
Y es que Clarence Clemons representaba como nadie la relación de camaradería establecida entre Springsteen y los músicos con los que ha envejecido, a los que presentaba, uno por uno, en cada actuación. Siempre dejaba para el final al saxofonista, el más aclamado por los fans, al que llamaba "rey del mundo", "amo del universo", "secretario de la hermandad", "Mr Hollywood en persona", "El hombre más grande del mundo"...
"Amaba el saxofón, a nuestros fans y lo daba todo cada noche que pisaba el escenario", afirmaba el Boss al recordar a su "gran amigo" y "compañero" en un mensaje en su página web.
Aparte de su presencia y su carisma en el escenario, Clemons hizo grandes aportaciones a las canciones de Springsteen, especialmente en 'Born to run', un disco inspirado por el "muro de sonido" de Phil Spector, y donde brillaba en "Jungleland", "Night" o "Tenth Avenue Freeze-Out", cuya letra recuerda cuando el músico se unió al grupo.
Pero también en álbumes de sonido más crudo, como el 'Darkness on the Edge of Town', publicado tres años más tarde, el saxofonista dejó su sello imborrable en temas como 'The Promised Land'. Tampoco es posible imaginar otros clásicos del repertorio de Springsteen como 'Hungry Heart' y 'Sherry Darling' sin los solos de 'Big Man', que dotaron a la banda de Springsteen de su sonido característico.
Clemons participó en la grabación de una docena de álbumes de estudio de Springsteen -desde 'Born to run' hasta el más reciente, 'Working on a Dream' (2009)-; colaboró con músicos como Gary U.S. Bonds, publicó seis discos como solista; y participó en 'New York, New York', de Martin Scorsese, entre otras películas.
Acompañó a Springsteen en su última gira, que concluyó hace un año y medio, y en la que ya no estaba el teclista Danny Federici, fallecido en 2008. En aquellos conciertos pudo verse a un Clarence Clemons algo desmejorado, pero los seguidores de la E Street no pensaron que no volverían a verle sobre un escenario.
Springsteen y los suyos se detuvieron en Nueva Jersey, su casa, para tocar en directo sin público una versión íntegra de 'Darkness on the Edge of Town' destinada a acompañar el lanzamiento de la reedición especial del álbum.
Treinta y dos años después del laborioso proceso de grabación de aquel disco, 'Big Man' estaba allí, como siempre, a la derecha de Springsteen en el escenario, compartiendo con sus compañeros una vuelta de honor.
Es evidente que el tiempo no perdona, sin embargo, el legado de este músico está integrado a una obra imprescindible en un género que, aunque literalmente muerto, aun impulsa los corazones de los testarudos fanes que nacimos para correr.
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