POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
Durante la ceremonia de cierre de Iniciativa México 2010, ocurrida en Los Pinos el 26 de mayo de 2011, el presidente de la República, Felipe Calderón, dio un discurso centrado en el bien social.
Considerando que muy poco de lo que nace en el Grupo Televisa está pensado en la siembra del bienestar común, la mentada iniciativa es la apuesta balín a las causas sociales melodramáticas, y no a las que representarían un quiebre real en la desigualdad de la sociedad, por ende, al igual que las ideas de Calderón, el sustento de la supuesta bondad infinita es raquítico.
Esto es lo que dijo Calderón:
“La verdad me alegra mucho volver a reunirme con ustedes, porque es una manera también de revivir la alegría, la emoción, muchos sentimientos, además todos sentimientos positivos, que sentimos millones y millones de mexicanos siguiendo el proceso de Iniciativa México 2010.
Así que me da mucho gusto compartir esta mañana con líderes ciudadanos que representan lo mejor de nuestro país, que son un ejemplo de solidaridad, de humanismo y de generosidad.
Nos queda claro que todos ustedes cautivaron, unos más, otros menos, pero cautivaron a México con sus proyectos y con sus obras, porque detrás de cada una y de cada uno de ustedes hay una historia limpia, hay una historia de gente honesta y de gente responsable y, sobre todo, una historia de gente que hace lo que hace por razones distintas y superiores a meramente cumplir un trabajo, o a meramente ganar un ingreso.
Son ciudadanas y ciudadanos de carne y hueso, mexicanos de bien, hay que decirlo, que no esperan que otros resuelvan los problemas, sino que han tomado la iniciativa y han dado, en algunos casos un primer paso, pero en muchos grandes pasos han recorrido, jornadas completas, buscando y encontrando soluciones que fue, finalmente, lo que, seguramente, la ciudadanía más valoró al momento de considerar todos sus proyectos”.
Si los aludidos son “lo mejor de nuestro país”, quienes no estuvieron en el show y que se parten la crisma por sus semejantes en causas políticamente incorrectas, ¿qué son?.
Después de explicar las simpatías personales por algunos proyectos, insistimos, acordes con la cerrazón humanitaria del poder y los patrocinadores de la iniciativa, Calderón se metió en una extravagancia financiera para deducir que el gobierno debería apoyar mayores propuestas ciudadanas, que no afecten el estado de cosas, claro está.
“Todos sabemos lo que hacen los malos mexicanos, por desgracia eso nos domina, se penetra, es lo que se comenta, es lo que se publica. Y para muchos pareciera que México sólo hace cosas malas.
Yo alguna vez, cuando hice algún comentario causó cierta polémica, pero lo dije de buena intención. Pero dije: Algún día me gustaría, incluso, tener un periódico que se llamara Balance y que en la primera plana, de plano se supiera que de un lado van a estar las más importantes malas noticias y del otro lado las más importantes buenas noticias. Así, del lado izquierdo y del lado derecho. Ya en el centro, las que no sabemos exactamente, pero buenas y malas.
Yo no digo que no se digan las malas, pero digo que se digan las buenas. Y son más las malas o las buenas. Son muchísimo más las buenas, muchísimo más las buenas noticias.
Como dijo Emilio hace un momento. Somos muchísimos más, millones y millones y millones más los mexicanos de bien que queremos a México y, como ustedes, aportan para construir ese México mejor. Millones. Cuántos millones más quieren.
Alguna vez usé una expresión que me criticaron mucho. Yo hablé de una minoría, los que causan mucho mal. Sí, pero causan, efectivamente, mucho mal, pero finalmente la mayoría de la gente que hace bien es abrumadora.
Y esa mayoría de mexicanas y mexicanos de bien, tiene que salir a la luz, porque, como se dice: una luz no se esconde debajo de la cama. Esa mayoría tiene que salir a la luz y mostrarse y cambiar algo fundamental para construir un país distinto, que es el ánimo nacional.
Porque luego, de repente, se generan ciertas espirales que parece concurso de demolición del ánimo nacional, a ver quién lo tira más fuerte, a ver quien apachurra más a alguien anímicamente. En el mundo hay cosas que se reconocen de México, y nosotros encontramos la manera de que se vea mal y que se arruine”.
A través de las palabras fluyó la concepción arrogante de quien asume la razón propia como absoluta y de un fregadazo se erige en adalid sublima de las causas imposibles.
“Ser solidario, amigas y amigos, es ser responsable no sólo del destino mismo, sino ser responsable del destino de los demás.
Y ustedes, a contracorriente, eso sí, porque cada quien puede dedicarse únicamente a su vida y a su lucha, y se acabó. Ustedes no son sólo responsables de su destino personal y el de su familia, sino que se están haciendo responsables del destino de los demás. Y eso, amigas y amigos, es la mejor expresión del ser humano.
Lo mejor. Por eso digo también que lo mejor que tiene México está, precisamente, en ustedes, que están aquí. Y, estoy seguro, en millones de mexicanos que todos los días, sin que lo sepamos, hacen lo mismo, en pequeñas empresas, en obras colectivas, en proyectos forestales, ambientales. En fin. Gente que hace el bien. La vieja regla, el viejo principio, que es, a final de cuentas, el único que puede transformar, verdaderamente, a la humanidad”.
Entristece que en un país hundido a causa de decisiones gubernamentales ideadas para perpetuar el dominio, que no la justicia, una corte de cínicos desmemoriados se monten en la creencia hipnótica de las masas y pontifiquen que sólo lo que ellos bendicen es el camino correcto del progreso colectivo.
Pensemos en el número de semejantes que conocemos y que nos consta que con su labor diaria hacen el bien a otros, sin recibir premios, reflectores o discursos; esa gente es a la que verdaderamente México le debe no estar derrotado, no a los cabroncetes que intercambian los valores humanos por raiting.
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