viernes, 25 de noviembre de 2011

EDITORIAL: AMLO, EL PERMANENTE

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

De mantenerse la virtual candidatura de Andrés Manuel López Obrador para la Presidencia de la República en 2012, la improbable izquierda mexicana apuesta por una carta imposible.

AMLO no es la figura redentora de hace seis años atrás. Llega a la nominación más por terquedad que por una propuesta viable de nación.

Los simpatizantes de entonces, fuera de las cuotas de poder, se han desvanecido y, gracias al radicalismo de pacotilla exhibido en este sexenio, el favor del electorado tibio buscó otras opciones menos agresivas.

Para los analistas y los creyentes en una izquierda funcional, el pacto entre Marcelo Ebrard y Andrés Manuel logró generar un frente común dentro del Partido de la Revolución Democrática que lo mete de lleno a la recta final de la sucesión.

Sin embargo, los DODOS no creemos en soluciones mágicas y mutaciones instantáneas. Que se tenga un candidato único no quiere decir que TODOS los militantes vayan a jalar parejo. De igual modo, que se especula con el lanzamiento de Ebrard para 2018 es una reverenda tomadura de pelo.

En el aquí y en el ahora, AMLO tiene que demostrar una flexibilidad política que dudamos que tenga. La fijación unilateral por el poder de un hombre llevó a México a este punto de quiebre y, por ende, la ciudadanía no desea repetir el mismo error.

La perdida de Michoacán, bastión sagrado del sol azteca, que lo redujo a tercera fuerza de la entidad marca un declive en la preferencia electoral.

El PRD no es con mucho, el partido de 2006. Por ende, encender veladoras al líder “histórico” muestra la incapacidad de adaptación a las demandas ciudadanas actuales.

Lejos de crecer en este lapso de tiempo, el PRD ha ido perdiendo credibilidad, seriedad y militantes.

Otro problema terrible es que al poner a Andrés Manuel en la vanguardia también ponen a los Bejarano, las Padierna y un largo etcétera de en entes nefastos y nauseabundo que, tristemente, ha cobijado el candidato y que promedian el tipo de perfil acumulado en el sector duro del partido.

Aunque tenga la capital de la República, el PRD carece de presencia importante en el norte del país, cinturón productivo fundamental. La izquierda por discurso y empatía, es tropical; va hacía el sur y la periferia de los núcleos urbanos del centro.

Reiteramos, México no es el mismo de 2006.

Quizás, aunque lo dudamos, AMLO modere posturas y trate de atraer al público perdido, pero los actos de arrepentimiento a destiempo no valen.

Si efectivamente pretende tener una posibilidad real, no de ganar la Presidencia, sino de rescatar los vestigios de la izquierda mexicana, está obligado a cambiar de raíz, sin contemplaciones; curarse en salud y desprenderse de la porquería que lo sostiene.

Y eso, es otro AMLO.


POSDATA:

Entre las primeras acciones, posteriores a su “ungimiento”, López Obrador regresó a Televisa después de cinco años, ofreció “reconciliación” a la empresa y saludó de mano a Joaquín López-Dóriga, conductor titular de El Noticiero, después de censurar la “cerrazón” hacia su persona y la “campaña a favor del priista Enrique Peña Nieto, con la pretensión de imponer por primera vez al Presidente mediante la mercadotecnia”.

Agregó: “Nadie puede suplantar el derecho del pueblo de México de elegir libremente a su autoridad… no podía venir aquí (estudio de Televisa Chapultepec 18) sin decirlo, me gusta decir lo que siento, también digo que no soy poseedor de la verdad, soy partidario de la reconciliación y de que tenemos que sacar adelante al país sin odios ni rencores”.

López Obrador manifestó que desea inaugurar una nueva etapa con los directivos y personal de Televisa, en la que “podamos darnos el beneficio de la duda, porque el país lo requiere, tiene que haber libertad plena para que el país salga adelante”.

En la entrevista, que duró alrededor de 13 minutos, el político admitió que requiere de los medios de comunicación para dar a conocer su proyecto de gobierno y admitió que en las elecciones de 2006 su candidatura careció de organización y estructura, errores que, agregó, han sido corregidos.

Curiosamente reviró, en apariencia, un lustro de diatribas en contra de una de las piezas importantes de la “mafia” que, según él y sus correligionarios, le arrebató la Presidencia.

Imposibilitado por la legislación electoral para hacer precampaña rumbo a las elecciones de 2012, por ser candidato único, López Obrador, ideó y convocó a los líderes de PRD, PT y Convergencia a inscribirse como aspirantes de las izquierdas para tener una “contienda interna” y con ella espacios permanentes a fin de dar a conocer su proyecto en radio y televisión.

Perdiendo proporción e instalado en el papel, por el que tanto ha sido criticado, de ganar la Presidencia, prometió crear siete millones de empleos para los jóvenes en los primeros meses de su gobierno, lo que consideró que evitará se “enganchen” en el crimen organizado por la falta de trabajo en México.

Fiel a los modos torcidos de su evangelio electorero, AMLO dota a la contienda presidencial de un ridículo folclor que, a la larga, lo hará resbalarse.

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