POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
La grave situación institucional de Ecuador es un ejemplo típico del esquema de dominio interior común a Iberoamérica. Ante la eventual posibilidad de un cambio real en la distribución de la riqueza y el poder, los intereses dominantes afectados reaccionan violentamente para mantener el estado de cosas y no sacrificar una milésima de jerarquía social.
Desde el Río Bravo hasta la Tierra de Fuego, desde los movimientos de independencia hasta la actualidad, todos los países de la zona han resentido ese cruel pago por avanzar en la Historia sin resolver elementales problemas de supervivencia. Los ricos permanecen un la gloriosa minoría y los pobres desbordan el océano de la injusticia.
El jueves 30 de septiembre de 2010, elementos de la policía ecuatoriana se sublevaron contra el régimen de Rafael Correa, quien en un exceso de valentía estúpida quiso encarar a los insurrectos, terminando retenido en un hospital por nueve horas hasta que fue liberado por Fuerzas Élite del Ejercito y la Policía Nacional de Ecuador, mientras en las calles de Quito ocurrían enfrentamientos armados entre soldados, policías y ciudadanos.
A salvo, Correa acusó al ex presidente y ex militar Lucio Gutiérrez de ser el autor del fallido golpe de Estado.
El caos se desató cuando cientos de policías protestaron contra una ley que elimina beneficios salariales e incentivos en los ascensos. Los manifestantes tomaron el Regimiento Quito, a donde se trasladó Correa para dialogar.
Los manifestantes lo recibieron molestos y con gritos, por lo que Correa ingresó en las instalaciones y desde una ventana se dirigió a los policías de tropa. Cuando ya se iba, cojeando y con una máscara, le lanzaron gases lacrimógenos. “Si quieren matar al presidente, aquí está: mátenme si les da la gana”, dijo.
Rafael Correa fue electo presidente en 2006, prometiendo una “revolución de ciudadanos” para distribuir mejor los recursos naturales de Ecuador y luchar contra lo que él llama la elite corrupta de la nación. En 2008, Correa declaró una cesación de pagos de una deuda externa de miles de millones de dólares.
La decisión fue aplaudida por muchos ecuatorianos, pero criticada por inversores. Correa respaldó el cambio a la Constitución para inclinar el equilibrio de poderes a favor del Ejecutivo, y ganó fácilmente la reelección bajo la nueva Carta magna en el 2009. Ex ministro de Economía, Correa gastó miles de millones de dólares en proyectos sociales. Su gobierno había invertido en reparar escuelas, modernizar hospitales y construir casas para los necesitados
En corto, la aventura de Correa siguió los mismos pasos de reivindicación social tan solicitada por las masas, pero perseguidos por los verdaderos dueños de la economía. El resultado bastante predecible, no prosperó por la lealtad inmediata de las fuerzas del orden y, no tanto, por el rechazo internacional, como algunos editorialistas suponen.
En el pasado inmediato, Ecuador ha tenido los siguientes presidentes y la constante golpista.
Abdalá Bucaram fue electo presidente en 1996 y luego apartado del poder, tras adoptar varias medidas económicas que resultaron impopulares.
Esa crisis de gobierno se cerró el 11 de febrero de 1997, con el nombramiento de Fabián Alarcón como presidente interino hasta 1998, cargo que ratificó la población en un referéndum.
En julio de 1998, fue electo presidente Jamil Mahuad, quien se mantuvo en el gobierno hasta enero de 2000, cuando fue depuesto en un golpe de Estado cívico-militar, liderado por indígenas y militares, entre ellos el coronel Lucio Gutiérrez.
El entonces vicepresidente Gustavo Noboa recibió temporalmente la presidencia. Su mandato fue convulso.
En enero de 2003, tomó posesión como mandatario Lucio Gutiérrez, el cual había vencido en las elecciones presidenciales de noviembre anterior.
El 20 de abril de 2005, el Congreso lo destituyó aduciendo un polémico abandono del cargo cuando se hallaba en el palacio presidencial. La Presidencia recayó entonces en el vicepresidente Alfredo Palacio, quien permaneció hasta enero de 2007.
La caída de cabezas ha comenzado y en una aparente calma, Ecuador se dispone a retomar la rutina, después del sobresalto. Sin embargo, el acto tiene que considerarse como una advertencia concreta del descontento entre la dirigencia “histórica” de la Nación por actitudes que asustan su “liderazgo” material.
El camino del infierno está empedrado de buenas intenciones.
1 comentario:
Dificil de entender, hasta vace un par de meses el niño correa estaba bien visto por haberse fajado los pantalones frente a una violacón de territorio por parte del ejercito de Colombia que en teoría hubiese sido una guerra (mas que una guerra hubiera sido como una batallita de bolas de lodo auspiciada por el OGT de Chavez, es importante recordar que a los burocratas no siempre les agrada que les quiten las cosas por las que tanto trabajan ( en teoría me refiero a los bonos por puntualidad asistencia entre otras cosas) ¿es acaso necesario recordarles que su trabajo es servir y proteger? tal vez yo este siendo rebuscado o frío pero se les premia por ejercer su trabajo y bajo un clima de relativa calama y segurida social, desde mi pinto de vista el asuntono para ahí sino que habra miles de quejas de los posibles "revoltosos" con respecto a la violación de sus derechos elementales lo que llevará a Ecuador a estar en el ojo de huracán durante un rato más lo que nos llevaa a la pregunta ¿En donde está el Jefe Diego?
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