POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
Como la Cihuacóatl, doña Alma Trinidad Herrera no desiste. Se manifiesta sola en el Zócalo del Distrito Federal. Es una contadora pública de Culiacán. Su hijo Cristóbal, de 16 años, fue asesinado junto a otros ocho inocentes. Cristóbal estudiaba el primer año de preparatoria cuando cortaron su vida el 10 de julio de 2008. Y como en miles y miles de casos más en este sexenio, nadie busca a los asesinos.
Y como ella, existen millones de compatriotas que tienen en común ser Víctimas de alguna arbitrariedad legal o ilegal. En este México que se desmorona, no pasa un día sin que la lista de Víctimas crezca sin que el poder mueva un maldito dedo.
Por eso, leer la nota difundida por la agencia de noticias NOTIMEX produce una sonrisa irónica.
“El gobierno federal declaró el 19 de octubre como Día Nacional contra la Discriminación, cuyo objetivo es promover la igualdad y la no-discriminación como una condición indispensable para alcanzar la justicia social.
El decreto, publicado en el Diario Oficial de la Federación y que entra en vigor este (ayer) martes, busca garantizar la vida, patrimonio, libertades y derechos de todas las personas mediante la prevención del crimen, el combate y sanción a la violencia de género, priorizando la atención a grupos en situación de vulnerabilidad.
La discriminación es toda distinción, exclusión o restricción que, basada en el origen étnico o nacional, sexo, edad, discapacidad, condición social o económica, salud, lengua, religión, preferencias sexuales, estado civil o cualquier otra, que impida el reconocimiento o ejercicio de los derechos y la igualdad real de oportunidades.
Para la presente administración constituye una política fundamental el promover la igualdad y la no-discriminación como una condición indispensable para alcanzar la justicia social”.
Hace nueve años fue reformada la Constitución de este país para incluir el principio de no-discriminación. El mismo tiempo hace que se incluyó, en el artículo segundo de la Carta Magna, que nuestra nación está constituida también por indígenas cuyo derecho a la autodeterminación debe ser garantizado.
Por eso es un poco cínico que Calderón, el presidente de las 28 mil muertos en ascenso por “su” guerra contra el narcotráfico, se ponga en plan políticamente correcto y haga este numerito, cuando, como lo indicamos al principio de esta entrega, una mujer solitaria está demandando justicia en la Plaza de la Constitución.
La discriminación también completa la no-impartición de justicia, el facilitar la generación de víctimas e ignorar las obligaciones fundamentales del gobierno para garantizar condiciones de existencia dignas a los gobernantes.
En consecuencia, más que el “Día de la Discriminación” debería de instaurarse el “Día de la Víctima”, precisamente para ser claros y exponer al mundo que aquí los ciudadanos son víctimas sin posibilidad a reparación de daños.
Otros países no padecen de esta circunstancia porque existe una vocación real de cambiar las cosas. Las mentes que destruyen a México sólo piensan en el calendario de la grilla, de la apariencia, de la MODA INTERNACIONAL.
Nosotros, LAS VÍCTIMAS tenemos que sacar fuerza de flaqueza para continuar viviendo y reclamando nuestra oposición a esta farsa institucional que escurre sangre por todos lados.
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