POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
Echo a andar
por Insurgentes.
La lluvia constante
borra mis huellas.
Con la vista perdida
en el horizonte gris,
el osario de asfalto
arrastra mis sueños.
Once y media
de un lunes sin sentido,
una guitarra desgarra
de México un blues.
El sacro neón
en las tiendas
vende ilusiones,
tu libertad impresa
en tarjetas de crédito.
Una esperanza en la bolsa:
tu número arrugado,
los cables rotos
ajenos al entorno
de mi camino.
Vives en la colina
del viejo Status Quo
pero eres distinta.
La ciudad es cubierta
por un sudario de smog
y no se por qué estúpida asociación
me figuro tus ojos inmensos
escudriñando la figura
del vagabundo urbano
en los albores del compromiso.
Desde el fondo de mi obsesión
tu mirada parece llamarme
y aunque el hechizo es potente,
entre la locura y el raciocinio,
trato de escapar.
Las joyas de la Muerte
penden de mi frente
y tu designio está aquí
en la mente del asceta.
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