POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
Hoy comienza la semana,
atrás, espero, se diluye
el dolor, la impotencia
la amargura, la destrucción mutua.
Hoy, parafraseando a Whitman,
canto y me celebro a mí mismo,
tengo cuarenta y seis años
y estuve a nada de perderlos.
Hoy, ignoro qué potestad,
me pone en el camino
y me pregunta qué voy a hacer
con esta oportunidad.
Hoy, veo a Marcia recuperándose,
cantando, bailando, mostrando,
a pesar de los golpes,
la sonrisa de la salvación.
Soy un hombre común,
vulnerable a todo
e indomable a nada,
así crecí y no tengo tiempo
de ajustar maquinaria.
Hoy, mi columna,
es mi “sangre”, es mi “gente”,
esos “nosotros”
capaz de abrazar,
escuchar y enfurecerse
por la desgracia.
Hoy ofrezco mi vida
a recuperar la esperanza,
la ilusión, el sueño.
Hoy la noticia soy yo:
regresé de un infierno
con Marcia, en lo posible,
intacta, completa.
Ya habrá tiempo
de expulsar a los demonios
hoy, simplemente,
grito gracias,
esperando la llamada
de mi destino.
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