POR.- EL DODO DE LA MALA LECHE
El sábado 9 de octubre de 2010 se celebró una boda de a deveras, no esas payasadas estilo César Nava y Patilú.
Ni más ni menos, el soltero más cotizado de México y varias naciones a la redonda, Carlos Slim Domit, después de diez años de noviazgo y una larga vida principesca de soltero, gracias a ser el primogénito del actual hombre más rico del mundo, el empresario mexicano Carlos Slim Helú, se casó con María Elena Torruco Garza, de 27 años, hija de Miguel Torruco, presidente de la Confederación Nacional Turística y uno de los empresarios del sector más reconocidos del país.
A este evento de mil estrellas acudió “todo México”, el que importa se entiende, no la bola de emplumados que andaban haciendo olas en el borlote deportivo que desquició el Distrito Federal y que no dejó contento a nadie.
El pachangón fue de miedo. 2 mil 500 invitados. Personalidades del mundo empresarial, político, cultural y de espectáculos, ataviados con sus mejores galas y luciendo sus mejores sonrisas, hicieron el pasamanos correspondiente, asegurándose que salieron en la foto y no los vayan a desconocer después.
Entre los invitados estuvieron el presidente de México, Felipe Calderón, con su esposa, Margarita Zavala; el ex jefe del gobierno español, Felipe González; el empresario estadounidense Warren Buffet; el ex presidente de México Vicente Fox y su esposa Martha Sahagún; el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto y su prometida la actriz Angélica Rivera; Miguel Alemán y su esposa Christiane Magnani; Emilio Azcárraga Jean y su esposa Sharon Fastlich.
Y siguiendo la mata dando, convivieron el escritor colombiano Gabriel García Márquez con su esposa Mercedes Barcha, el periodista Joaquín López-Dóriga y su esposa Adriana; la periodista y escritora Guadalupe Loaeza, los empresarios mexicanos Manuel Saba y Arturo Elías Ayub; Olegario y Mario Vázquez Raña; el empresario del espectáculo latino Emilio Estefan con la conductora Lili Estefan; Carlos Loret de Mola y su esposa Berenice; el hijo del ex presidente Carlos Salinas, Emiliano, acompañado de la actriz Ludwika Paleta, los cantantes Emmanuel, Aleks Synteks y Reyli Barba y muchos más.
Salvo los frijoles en el arroz, propios de ponerse democráticos a la hora de repartir las invitaciones, don Carlos Slim no pudo contener la satisfacción de saberse el mero mero rey de la selva y luciendo al heredero, mostró una discreta y encantadora porción de poder real. No como otros seudo tiburones que no salen del charquito.
La ceremonia religiosa fue oficiada a partir de las 21 horas por el obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda, y el banquete fue en Plaza Carso, el flamante nuevo corporativo del grupo empresarial, del mismo nombre.
Aunque cinco hijos de Slim Sr. ya están casados, Carlos Slim Domit, de 43 años, era el único que no daba la mano a torcer. Administrador de Empresas egresado de la Universidad Anáhuac, se desempeña como presidente del Consejo de Administración de Teléfonos de México y como director general de Grupo Sanborns, siendo una de las piezas clave en la continuidad de la fortuna familiar.
Según las publicaciones especializadas en estos menesteres, fue en marzo pasado cuando la pareja decidió formalizar su relación, en una cena de compromiso con sus padres y los familiares más cercanos, poniendo en funcionamiento una logística impecable de seguridad, festejo y relaciones públicas.
La verdad, después de este enlace matrimonial, la bodita de Nava y Patylú quedó como festejo de rancho.
Queda pendiente el casorio de Enrique Peña Nieto que, según sus propagandistas, tiene que ser la fiesta del este y el próximo sexenio. O sea, el Estado de México tiene que echar la casa por la ventana, pues, la bandera puesta por los Slim está muy alta.
Gracias al cielo todavía existen las clases sociales.
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