lunes, 1 de noviembre de 2010

SINSEN: ¡QUÉ CHULADA DE PAÍS!

POR.- ROLANDO GARRIDO ROMO

¿Cuál va a ser el legado del panismo después de dos periodos presidenciales?

Matanzas de jóvenes (Tepic, Ciudad Juárez, Tijuana, etc.), de familias en “retenes” (Coahuila, Nuevo León, etc.), montañas de asesinados (hasta donde vamos en el sexenio, más de 28 mil), psicosis individuales y colectiva, que como comentó Raúl Gómez, generarán efectos permanentes en miles de personas y los costos de su tratamiento incidirán duramente en la economía del país.

Ahora, Transparencia Internacional (TI) nos informa que México obtuvo en su última encuesta, un patético 3.1 en el Indice de Percepción de la Corrupción que se aplica en 178 países (10 es la calificación para un país sin corrupción).

TI señala que México cayó del puesto 89 el año pasado, al 98 este año. En Latinoamérica nuestro país quedó por detrás de Chile, Uruguay, Costa Rica, Panamá, Perú, Colombia, Guatemala, El Salvador, Puerto Rico, Brasil, Cuba y República Dominicana.

Por su parte, el Instituto Legatum del Reino Unido informó que en la encuesta que realiza año con año para determinar la prosperidad de los países (basada en índices de inseguridad, salud, educación, oportunidades de desarrollo y percepción sobre el gobierno, entre otros), México cayó del lugar 43 al 53.

En Latinoamérica quedaron por arriba de nosotros: Uruguay, Chile, Costa Rica, Panamá, Argentina y Brasil.

Destacan las caídas que tuvo México en el tema de “emprendedores y oportunidades de negocios”, al caer del lugar 29 el año pasado, al 59 este año.

En “percepción del gobierno” la caída es del lugar 51 al 66; en educación es del 60 al 69; en salud del 51 al 54; y en seguridad del 72 al 79.

El único avance significativo fue el relativo a “sociedad”, pues se fortalecieron las redes sociales, por lo que el país pasó del lugar 45 al 39.

Es decir, en el rubro en donde la sociedad mexicana actúa más libremente, sin el peso abrumador de las mafias del poder político y económico, se verifica un adelanto.

Pero es cosa de escuchar todos los días la propaganda gubernamental, para que cualquiera que no viva aquí (y claro, que no pertenezca a la élite de consentidos y privilegiados) crea que México es una sociedad próspera, segura, casi desarrollada y feliz.

El legado de Calderón y Fox va a ser un país de las maravillas para sus familias, sus cuates, sus compadres y sus lambiscones; en resumidas cuentas, una cleptocracia (el gobierno de los ladrones); a los que hay que sumar a los grandes empresarios consentidos con sus oligopolios, que pagan los impuestos que quieren (cuando los pagan) y que todavía quieren que les agradezcan sus obras de caridad (que por cierto les sirven para deducir más impuestos).

Pero seamos objetivos, una parte de todo este desastre es responsabilidad de cada uno de nosotros, cuando aceptamos sumisamente que abusen los gobernantes con alzas indiscriminadas a servicios y bienes de primera necesidad (gasolina, electricidad, gas, etc.); cuando no protestamos (en las calles, en las redes sociales, con carteles improvisados, como sea) y no nos unimos para intentar detener las masacres de inocentes en el nombre de una guerra que sólo beneficia a los mercaderes de armas, de drogas y a los usufructuarios de enormes presupuestos, que generosamente se destinan de los impuestos de los mexicanos, para mantener indefinidamente este infierno.

No está mal que nos reconfortemos unos a otros después de una desgracia, que nos limpiemos las heridas e intentemos seguir adelante.

Pero eso no basta, porque si no convocamos a un movimiento (o a varios), para enfrentar la barbarie, los abusos, la corrupción y así iniciar de veras cambios de fondo en nuestro entorno, lo único que va a suceder es que vamos a seguir siendo las víctimas de políticas públicas depredadoras, de mafias enquistadas en el poder político, de “fuegos cruzados”; de la delincuencia común y organizada; de los abusos de funcionarios y burócratas de toda laya; y de pseudo empresarios que viven de la componenda, el fraude y la explotación laboral.

O nos levantamos juntos, o nos hundimos todos.

No hay comentarios: