domingo, 21 de noviembre de 2010

EDITORIAL: DELINCUENCIA JUVENIL SEGURA

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

Por una simple deducción demográfica, el crecimiento poblacional tiene impacto directo en las características delictivas de sus componentes. A mayor cantidad de pobladores, menor será la edad de inicio en el crimen, pues al agotarse las opciones de empleo y empeorar las condiciones de vida, los jóvenes tienen que buscar una manera de sobrevivir pisoteando la integridad de quien sea.

Para Édgar Elías Azar, presidente del Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura del Distrito Federal, los adolescentes son una prioridad en el campo de la inseguridad al ser una fuente constante de efectivos para las bandas organizadas de secuestro exprés y el narcomenudeo.

El comentario no va exento de una petición de recursos de cinco mil millones de pesos como presupuesto para 2011, en teoría, a fin de bloquear la proliferación de los delincuentes bisoños.

El rango de edades de los delincuentes oscila de los 13 a los 24 años, según la Dirección Ejecutiva de Tratamiento a Menores, dependencia de la Subsecretaría del Sistema Penitenciario y de la Secretaría de Gobierno del DF.

A finales de 2008 se atendió un total de dos mil 914 jóvenes; en 2009 la cifra aumentó a tres mil 854. En este 2010, a finales de septiembre, el número de atenciones fue de cinco mil 52 jóvenes.

Es decir, que de 2008 a 2009, el incremento fue de 32% y en lo que va del 2010 se registró otro incremento de 31% con respecto al cierre del 2009, que coincide con el fracaso de las políticas económicas, tanto de la capital como del Estado mexicano.
Robo, violación y venta de drogas son la tríada de los “pequeños” infractores, sin que le hagan el feo al asesinato, la tortura y las exigencias de los contratistas de las mafias establecidas.

Al cierre del año pasado, dos mil 232 jóvenes (92.16% del total) había ingresado por el delito de robo, al 28 de septiembre la cifra se ubicó en cuatro mil 383 (86.76%). En ese periodo aumentó el número y porcentaje de jóvenes vinculados con delincuencia organizada, portación de armas y delitos contra la salud ya que pasó de 46 (1.9%) a 114 (2.26%). A finales de 2009 había 43 jóvenes acusados de homicidio, ahora son 139 y 18 de violación, cifra que ahora es de 31.

El grueso de esta carne de presidio nace, crece y se engancha en zonas de pobreza y pobreza extrema, localizadas en las delegaciones Iztapalapa y Cuauhtémoc.

No obstante, la Confederación Nacional de Cámaras de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco) afirmó que en México, un millón 300 mil empleadores no cotizan en el Instituto Mexicano del Seguro Social, y esquemas como el Seguro Popular incentivan a que más trabajadores prefieran no registrarse en el IMSS.

Jorge Dávila, presidente del organismo, dijo que según el INEGI e IMSS, en el país operan 2 millones 100 mil empresas, de las que sólo 838 mil cotizan en el Seguro Social.

En la mentalidad empresarial, el Seguro Popular alienta a las personas que laboran en la economía informal eludan ser parte de una empresa. Lo que no dice es que esas empresas también están abiertas al “ahorro” de obligaciones y la explotación de una mano de obra barata, obediente y desprotegida.

“Es una gran oportunidad para incorporar a ese millón 300 mil empleadores que están en la informalidad”, dijo al hablar del problema del régimen de pensiones del IMSS y recomendó no aumentar las cuotas obrero-patronales, “caeríamos en un error de los últimos años: cobrarles más a los mismos”.

Otra prueba de que los señores del capital sólo ven la caja de ingresos e ignoran los egresos “innecesarios” que repercuten directamente que jóvenes encolerizados a causa de la injusticia social opten por la puerta fácil y un boleto de partida directo al infierno.

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