POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
Todo comienza con el sueño de dar vida y llevarla a buen término. Todo comienza con el llanto de un recién nacido y termina con el llanto de la pérdida irreparable de la muerte. Es el ciclo de la existencia. Todo tiene un principio y todo tiene un final.
Hoy vengo a constatar el cumplimiento de un sueño y el cierre de un ciclo vital importante para estos jóvenes universitarios que, a pesar de mis múltiples defectos, me honran como testigo de honor en el gran paso que están por hacer.
Sin embargo, mi deseo es recordar y hacer un homenaje público a los padres y madres de familia, a los hermanos y las hermanas, a los parientes cercanos y distantes, a los amigos, a los amores y todas las personas que creyeron en el sueño de hacer de esta juventud, un aporte invaluable a la esperanza de este país, de nuestro México.
No existe, y créanme que llevo varios años tratando de dilucidar una solución, una manera absoluta de agradecer lo que hacen las personas que nos quieren y cuya contribución, al margen del esfuerzo personal, se refleja en la conclusión de una licenciatura y el regalo del conocimiento que jamás nadie podrá arrebatarnos.
Hoy, mis ideas apuntan a los corazones y a la razón de los egresados de la licenciatura en Publicidad del Instituto de Mercadotecnia y Publicidad, a fin que observen a sus acompañantes y, desde el fondo del alma, devuelvan la fe que tuvieron en ustedes a lo largo de los años que duró el proceso educativo que arrancó en sus tiernas infancias y acaba en la mocedad venturosa y prometedora.
Hoy, sépanse dignos de confianza y admiración; hoy, honren a sus vivos y a sus muertos mediante la satisfacción de presentarse y afirmar: he terminado; hoy, cúmplanle a los infantes que fueron, por no haber acabado siendo bombero, oceanógrafo o jugador profesional de fútbol, pero sí, publicistas forjados en las entrañas del espíritu del IMP y que han de enriquecer enormemente a la industria que ingresan.
Recuerdo haberles expresado en alguna clase de semestre inicial que se debían a sus fanes, a su público y que jamás tendrían que fallarles.
Después del entrenamiento competitivo que nos distingue y tras vencer una cantidad ilimitada de obstáculos, confieso que como su admirador quedo satisfecho, que superaron, en algunas situaciones, mis sueños más salvajes y que con ustedes se va una parte de mi capacidad de escepticismo, pues son la prueba viviente de querer y poder.
No voy a repetir el adiós que les hice el último día de clases, eso queda en las paredes de nuestra trinchera a la espera de los bisoños que arriben pensando que la publicidad es una monada, una moda y muy chic. Lucharán sus propias batallas y obtendrán las condecoraciones indispensables que todo veterano del IMP reconoce en cualquier parte.
Hoy, únicamente, le pido que se levanten de su lugar, volteen el cuerpo hacia la concurrencia y les brinden un fuerte aplauso porque por ellos y por el sueño que compartieron con ustedes, esta tarde son hombres y mujeres de provecho.
Muchas Gracias
2 comentarios:
Gracias por ser parte de este sueño profesor.
Esta profesión enseña como ninguna la corta distancia que hay entre el corazón y el estómago. Es un oficio de la esperanza, por que en ninguno se aprende a esperar tanto y los que en la espera pierden el optimismo, fracasan. Hay que dejar que las cosas circulen libremente, pero caminando siempre por delante de ellas; no atropellado por ellas.
Es éste un oficio de vanguardia, porque obliga a ir adelante para ver primero no sólo lo que viene, sino lo que ocurre. Un medio que exige tener ideas propias, aunque abunden los que toman prestadas las del vecino. Por lo mismo conviene recordar que la creación es un oficio de perfeccionamiento, aunque muchos se trastornen por querer rebasarle.
Ninguna profesión como la de la publicidad estimula tanto el espíritu de la curiosidad, ni acicatea tanto el afán de indagación.
Debemos respetarnos a nosotros mismos, más allá de nuestras fallas y precariedades, en la medida en que nos une el sacerdocio de la imaginación, ya que unos minutos de éxito compensan muchas horas de frustración. La sutil diferencia que existe entre descripción y narración es la causa por la que algunos publicistas triunfan en grande.
Eulalio Ferrer Rodriguez
Publicidad, textos y mensajes.
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