POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
Algo que han olvidado los compositores de la música popular juvenil, llámese la categoría que sea, es la necesidad que una canción pueda sostenerse por la letra y no forzosamente por la melodía. En los anales del Rock “Clásico”, otra clasificación que no comparto, existen cientos de trabajos que resisten el paso del tiempo por la combinación melódica perfecta y el peso de las palabras, que los convierten en himnos de temáticas diversas.
Tal es el caso de esta “rola”, nacida de la mente privilegiada de Bob Dylan, que toca el tópico de la liberación absoluta de cualquier prisión mediante tres estrofas y un coro exacto de pleno entendimiento.
En memoria de los que sólo la muerte pudo liberar de las prisiones o de las víctimas inocentes que sufren el cese de su libertad, va esta reflexión aguda a favor de la esperanza.
SERÉ LIBERADO
Dicen que todo puede ser sustituido,
sin embargo, cada distancia no es cercana,
así, yo recuerdo cada cara
de cada hombre que me puso aquí.
Veo mi luz viniendo resplandeciente
del oeste hacia el este,
y cualquier día, ahora,
seré liberado.
Ellos dicen que cada hombre necesita protección,
ellos dicen que cada hombre debe caer,
no obstante, juro que veo mi reflejo
en algún lugar en lo alto sobre esta pared.
Veo mi luz viniendo resplandeciente
del oeste hacia el este
y cualquier día, ahora,
seré liberado.
Parado junto a mí en esta multitud solitaria,
está un hombre que jura no ser culpable.
todo el día le escucho gritar tan fuerte
lamentando haber sido encerrado.
Veo mi luz viniendo resplandeciente
del oeste hacia el este
y cualquier día, ahora,
seré liberado.
Bob Dylan, 1967.
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