viernes, 13 de enero de 2012

AD: LA LEY SINDE ESPAÑOLA

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

La discrepancia sobre la legislación de la Red divide a los cibernautas españoles y pone a discusión el eterno tema de la libertad individual y colectiva.

El recién inaugurado gobierno español suprimió el 30 de diciembre de 2011 el polémico canon digital, que sustituirá por un sistema compensatorio a cargo de los presupuestos estatales, y aprobó el reglamento de la llamada ley Sinde, que crea una comisión antipiratería para defender a los creadores del “expolio lucrativo” de las descargas de Internet.

En otras palabras, se procura en lo posible cuidar los derechos de propiedad intelectual y garantizar las regalías de las obras.

El reglamento de la ley Sinde era una de las “papas calientes” —según la calificó el nuevo ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert— heredadas del anterior gobierno, que decidió dejarlo encima de la mesa del Consejo de Ministros después de debatirlo en varias ocasiones.

La ley Sinde fue aprobada luego de dos años de inestabilidad en su proceso. Con esta aprobación el gobierno español pretende frenar la descarga no autorizada en Internet de contenido protegido por derechos de autor.

El gobierno ha adoptado sus primeras medidas para “salvaguardar los derechos de la propiedad intelectual y dinamizar las industrias culturales” después de que Wert anunciara que actuaría con premura y decisión contra quienes “se lucran indebidamente” con el trabajo intelectual y creativo de otros.

La vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha explicado que la Comisión de Propiedad Intelectual se ocupará de “proteger los derechos de los propietarios, creadores y otros titulares frente al expolio lucrativo de las web de descargas ilegales”.

La vicepresidenta del gobierno ha destacado que con estas medidas “España entra en el estándar internacional de lucha contra la piratería”.

En lugar del canon digital, el gobierno introducirá una compensación equitativa por copia privada a cargo de los Presupuestos Generales del Estado, que será determinada tras el diálogo con los sectores afectados, señala la referencia del Consejo de Ministros.

El impopular canon digital fue establecido en España en 1987 para compensar a los autores por la copia de sus obras realizada por particulares y su aplicación enfrentó en los últimos años a las entidades de gestión con el sector de la industria de las nuevas tecnologías y las asociaciones de Internautas.

La supresión del canon ha sido unánimemente celebrada por todos los sectores, pero la bienvenida al reglamento de la ley Sinde ha enfrentado a los defensores de la propiedad intelectual, que consideran que España se une a los “países civilizados”, y a los partidarios de la libre descarga, que recuerdan la legalidad de sus prácticas.

En un estricto apego al derecho básico, los creadores tienen la facultad de gozar del beneficio económico de su trabajo, y el público la obligación de compensarlos de alguna manera. El mito del “hambre del artista” es eso, un mito.

Desgraciadamente la sensibilidad “popular” no va en ese carril y luego de la aprobación de la ley Sinde en España, el movimiento NoLesVotes llamó a realizar un boicot contra todos los escritores, autores, músicos, editores y artistas que apoyaron la aprobación de dicha legislación.

En corto: contra todo aquel que ose cuidar de sus creaciones.

El movimiento, que comenzó a tener presencia en las redes sociales españolas, pidió no comprar ni consumir obras de esos artistas a modo de protesta por la aprobación de la ley Sinde, confirmó el diario El País en su versión electrónica.

En la página web wiki.nolesvotes.org/wiki/Boicot, NoLesVotes lanzó la convocatoria en la que argumentan que esa ley “socava los derechos fundamentales y la necesaria independencia y jurisdicción judicial de un estado de derecho”.

Afirmaron que “sólo podemos recurrir al boicot público” hacia aquellos que “han exigido y apoyado el recorte de libertades en la red”, tras aseverar que ni el activismo “intenso” ni el debate público “han servido de nada”.

En el mismo sitio de Internet NoLesVotes publicó una lista de artistas, donde figuran nombres como el escritor Fernando Savater, los cantantes Ana Torroja, Alejandro Sanz, Miguel Bosé, David Bisbal, Alicia Keys y directores como Pedro Almodóvar y Fernando Trueba; además de incluir algunos guionistas, actores, editores y productores. O sea, personalidades reconocidas local e internacionalmente por sus habilidades creativas.

Es obvio que pese al rechazo, la Ley Sinde se aplicará, pues como lo ha demostrado la Historia Universal: la gratuidad no conduce más que a la poca valorización de lo que se recibe.

El desempeño artístico e intelectual tiene un costo que hay que pagar para poder exigir estándares de calidad y competitividad como consumidores. Ni modo.

1 comentario:

Nova6K0 dijo...

Es obvio que pese al rechazo, la Ley Sinde se aplicará, pues como lo ha demostrado la Historia Universal: la gratuidad no conduce más que a la poca valorización de lo que se recibe.

El desempeño artístico e intelectual tiene un costo que hay que pagar para poder exigir estándares de calidad y competitividad como consumidores. Ni modo.

Lo del primer párrafo no se de donde sale eso de "la gratuidad no conduce más que a la poca valorización de lo que se recibe". Es cogido con pinzas. lo que si demuestra la Historia Universal, es que si unas ideas no se copiasen de otras, la tecnología no habría avanzado un pimiento. Eso por un lado.

Por el otro como autor copyleft, no estoy de acuerdo para nada con la muy mal llamada Industria cultural. Porque en el momento que tu creas haces Cultura, cuando la intentas vender deja de serlo y ese es el problema de esta Industria cuando le interesa es cultura, cuando no propiedad intelectual.

Luego referida a la expresión, del primer párrafo. Cuando hace 50 años las discográficas, entre otras tenían el monopolio de la duplicación, muy pocos autores podían acceder a ellas. Precisamente ese monopolio o privilegio sobre la duplicación, se pierde con el nacimiento de Internet. Todo el mundo puede duplicar millones de veces una obra sin apenas coste. Algo que las discográficas no podían hacer y ese es el problema. Ese privilegio no existe. Por supuesto en el momento que una obra se puede duplicar miles de veces, no tiene ninguna lógica el pagar por esa copia. Ya que pierde todo su valor.

Esto es como los trajes. Si hay un traje de un gran diseñador, uno solo único. Se pagarán millones por él. A medida que el traje ya no es tan exclusivo el valor cada es menor. Por eso no es lo mismo pagar por un traje de diseño único, que por uno de edición limitada, o que uno que encuentras en el mercadillo y esto no es solo por la calidad, sino porque a mayor cantidad y facilidad al duplicarlo el valor que se le da es menor y por tanto se pagará menos por él. Esto fuera de lo que es la amortización, claro. Concepto que las discográficas no saben interpretar.

Luego sobre el segundo párrafo. Hay un mito cada vez más desmentido, que dice que el que más vende es porque es el mejor, eso salvo excepciones no es así. Todo depende del marketing y la publicidad y como se es capaz de vender un mal producto, como si fuese el mejor.

Otra diferencia es el circo que es la industria de la propiedad intelectual, y el problema es que gracias a Internet se matan dos pájaros de un tiro, primero abre la puerta a millones de autores y cientos de millones de obras desconocidas, fuera del circuito comercial y lo segundo descubre los tejemanejes de la industria del ocio y entretenimiento y sus intermediarios (ahí tenemos la "Operación Saga", entre otras).

Sobre la Ley Biden-Sinde/Wert/Lassalle. Esta ley no va a conseguir nada. En la Industria se piensan que insultando a tus potenciales clientes van a conseguir algo bueno (y menos aumentar las ventas). Cuando lo único que están consiguiendo es un boicot a los que las apoyan y aprueban. Por otro lado. Es algo totalmente normal hacer un boicot. Pues solo faltaba que encima de que una minoría inadaptada, te quiera dar "por donde la espalda pierde su buen nombre" tu se lo agradezcas dándoles dinero, adquiriendo sus productos.

Salu2