POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
Ubicados lejos del “calor del momento”, leemos el Quinto Informe de Gobierno del Presidente de la República, Felipe Calderón con el mismo escepticismo y la misma decepción de la primera lectura.
De acuerdo con el gobierno federal, hay resultados tangibles aunque los avances no son suficientes en materia de justicia, seguridad, crecimiento, equidad y democracia.
Por supuesto, el Ejecutivo destacó que durante esta administración “ha combatido como nunca antes a la delincuencia organizada”, pues “con estricto apego a los derechos humanos y a la legalidad” se estableció la Estrategia Nacional de Seguridad.
Se señaló que “para lograr la transformación de México presentan resultados tangibles que muestran avances significativos, aunque todavía no suficientes, en materia de justicia, seguridad, crecimiento, equidad, cuidado del medio ambiente y democracia, aspectos que permiten avanzar en el objetivo de acrecentar el desarrollo humano”.
Además de destacar el “trabajo leal y comprometido de las fuerzas armadas y de las instituciones federales para preservar la seguridad interior” en diversas acciones, incluido el combate al crimen organizado.
Al detallar los cinco componentes de la estrategia, consistentes en los operativos conjuntos, el escalamiento de las capacidades de las fuerzas del orden, reformas al marco legal, política de prevención del delito y fortalecimiento de la cooperación, el gobierno que encabeza el presidente Felipe Calderón puntualizó que se está construyendo “junto con los distintos actores políticos, sociales y económicos los cimientos de una seguridad auténtica y duradera en México”.
En el apartado Estado de Derecho y Seguridad, el informe se refirió a los 15 diálogos por la seguridad que ha encabezado el presidente Calderón y aseguró que éstos “son clara muestra del ánimo democrático con el que el gobierno federal conduce su política en materia de seguridad”, para la que “se han escuchado y atendido críticas y propuestas, también se han expuesto reconocimientos y adquirido compromisos”.
Los diálogos, según el documento, han sido espacios en los cuales la sociedad puede evaluar a sus autoridades y, a su vez, ésta puede escuchar y “reajustar sus acciones a partir de la perspectiva y necesidades ciudadanas”.
En el rubro de economía, el gobierno destacó la fortaleza financiera que ubica a México “en una mejor posición para enfrentar la incertidumbre que impera en los mercados financieros internacionales”. También hizo énfasis en la política fiscal responsable, que no compromete la estabilidad financiera del sector pública, reorientando gasto administrativo al desarrollo social y la infraestructura.
En materia de política social subrayó el crecimiento del padrón en los programas sociales y la cobertura universal de salud que se logrará en 2012.
El gobierno federal “ha trabajado intensamente por consolidar un sistema democrático en el que se privilegia el diálogo, la transparencia, la concertación y los acuerdos para traducir en acciones públicas el mandato de los ciudadanos” y se citaron tres iniciativas del Ejecutivo aprobadas en el Congreso, desde septiembre de 2010 a agosto de 2011.
En semejanza al patético mensaje a la Nación dado por Felipe Calderón horas después de la entrega del Quinto Informe Presidencial, el despreciado documento es la evidencia palpable de la ceguera y la irresponsabilidad de una camarilla puesta en el poder para todos los fines imaginables, menos para intentar el rescate real del país.
La soberbia descomunal de Calderón le inhabilita a reconocer que este sexenio pasará a la Historia Nacional como la gran derrota de la derecha en la proyección de un Estado desarrollado y ajeno a las irregularidades de los viejos regímenes.
Calderón, escurriendo perdición gris, acabó convertido en una caricatura de lo que se suponía iba a erradicar y efectivamente logró la unión de los mexicanos, que cuentan las horas para que ese miserable deje el puesto y, ojalá, el territorio.
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