POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
Humanamente es imposible determinar el número exacto de fallecimientos ocurridos en la ciudad de México, los días 19 y 20 de septiembre de 1985.
Sin embargo, a través del Sistema de Digitalización de Actas, el Registro Civil de la Ciudad de México tiene el primer dato oficial: 3 mil 692 fallecimientos reportados el 19 de septiembre de ese año.
De cada caso existe un acta de defunción llenada a mano o en máquina de escribir de tipo mecánica, en formatos que se volvieron comunes para aminorar el trabajo del personal.
Los registros revelan que la mayoría de los muertos que fueron identificados, esto es mil 899, eran mujeres; mientras que mil 785 correspondieron a varones y en ocho actas adicionales los errores de captura impiden determinar el sexo de la persona.
Al hacer la revisión de las actas de ese tiempo, el personal del Registro Civil encontró que dentro de las 3 mil 692 defunciones hubo 309 en las cuales no se pudo establecer la identidad de la víctima porque su deceso fue inscrito con leyendas como: sin nombre”, “recién nacido”, “niño o niña sin nombre”; y “mujer desconocida”.
Leticia Bonifaz Alfonso, consejera Jurídica y de Servicios Legales del gobierno capitalino, explicó que aunque no se cuenta con cifras precisas sobre la cantidad de decesos se ha documentado, con actas de defunción la muerte oficial de 3 mil 692 personas el primer día de temblor y 228 en la réplica del 20 de septiembre.
Apoyada en una gráfica donde, la funcionaria apuntó la forma en que se dieron los fallecimientos, y comentó que mientras cada día en el DF se reporta el deceso mínimo de 112 personas y el máximo de 160, ese día la cifra se disparó.
A pesar de los datos que se tienen sobre esto, Bonifaz aseguró que "el número total de muertos va seguir siendo un número que no se va poder conocer porque estas son las cifras oficiales de quienes tuvieron un acta de defunción, pero hay personas o que vivían en cuartos de azotea o que estaban de paso por la ciudad, que estaban en las calles o en los hoteles que se cayeron, que no pudieron ser identificadas".
Desde los sismos del 19 y 20 de septiembre, los mensajes oficiales se han referido a pérdidas humanas sin especificar cifras. El entonces presidente Miguel de la Madrid habló sólo de tres mil 226 rescatados con vida.
El propio jefe del gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, ha hablado sobre el fallecimiento oficial de 3 mil personas en los sismos de 1985, pero los registros periodísticos con declaraciones de funcionarios federales refieren entre seis mil y siete mil víctimas.
Incluso Wikipedia maneja información de que nunca se ha sabido el número exacto "debido a la censura impuesta por el gobierno De la Madrid" y aunque las autoridades han hablado de entre cinco y 10 mil muertos, la opinión pública considera que la cifra podría haber rebasado los 40 mil.
La definición del primer dato oficial de decesos, avalado con documentos, pone un punto de partida y no concluye en más.
La reconstrucción histórica de esa tragedia aun es asignatura pendiente, que requiere de mejores opciones documentales. Efectivamente, para los mexicanos y las mexicanas, que vivieron esos días funestos, el recuento gubernamental es ridículo, pues cada cual llevó una contabilidad aparte y, el promedio, sitúa las muertes en diez mil.
Discreto y máximo, esas muertes demandan justicia y honor a su memoria. Es terrible que 26 años después, sabiendo lo que sabemos de los movimientos telúricos en la zona, se sigan construyendo edificaciones altas y gigantescas, cuando en ese entonces las autoridades decretaron que el terreno de la urbe no daba para sostener edificios de nivel medio.
Cabe que se afirme avances importantes en materia de construcción y que las obras de hoy son seguras en extremo óptimo. Sin embargo, triste realidad, la corrupción y las mañas tampoco se han quedado rezagadas. Así que como un ejercicio de especulación macabra ¿apostaría el lector por la integridad de los responsables de proyectos urbanísticos?.
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