POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
¿Qué parte del mensaje social no entiende Felipe Calderón? La ciudadanía, repetimos, no cuestiona la lucha contra el crimen organizado; objeta la falta de estrategias, escrúpulos y elemental lógica para extirpar ese cáncer. Si en esta circunstancia se exige, que no es lo mismo que “pedir”, un alto al la violencia, no es por eludir el compromiso colectivo, sino para evitar el colapso interno de las fuerzas vivas del país.
Otra vez Calderón se asume la estrella de la variedad perdida y personaliza la censura nacional. El rechazo franco al “presidente” es causado por su ineptitud y la cobardía arrogante que lo hacen aventar los dardos y esconderse en un bunker, dedicando la factura de los daños a los mexicanos, que jamás habrá de ganarse.
Felipe Calderón Hinojosa afirmó que sería “ingenuo” pensar que si el gobierno “dobla las manos” se reducirá la violencia, que un repliegue significa dar “paso franco y licencia para matar” al crimen organizado.
“La violencia es originada por la acción de la delincuencia y por la barbarie a la que ha llegado la delincuencia. Y esa violencia es la que asesinó a los jóvenes en Morelos. Es la que secuestró y asesinó a los migrantes de Tamaulipas”, aseguró.
“Es erróneo pensar que esa violencia va a desaparecer, como algunos sugieren, si el gobierno simplemente dobla las manos y deja de actuar en contra de los criminales. Qué ingenuos —dijo y azotó la mano en el atril—, por el contrario, el repliegue del gobierno federal, que está enfrentando directamente a los criminales, significaría darles el paso franco y licencia para matar a esos delincuentes y a esos asesinos”.
Por el contrario, anunció que reforzará los operativos en todas las carreteras del país y que incrementará la presencia federal no sólo en Tamaulipas, también a Nuevo León, Coahuila y San Luis Potosí.
Durante su discurso en la toma de protesta de la Cámara Nacional de Autotransporte de Carga (Canacar), en Los Pinos, Calderón exigió a toda autoridad cumplir con su obligación y a la sociedad rechazar “sin titubeos” a los delincuentes.
El Presidente rechazó salidas falsas como claudicar, negociar o volver a cerrar los ojos ante el crimen y, más aún, con dejar de hacer o dejar pasar para que la violencia desaparezca.
“Por eso estoy de acuerdo en que debemos decir: ya basta, ya basta de los criminales, ya basta de los enemigos de México. Debemos decir también ya basta a quienes optan por la inacción, por la apatía o por la indolencia. Debemos decir ya basta a las autoridades y políticos que se escudan en un doble discurso, que no cumplen su labor.
“Debemos decir ya basta a quienes pretenden aprovechar el dolor de las víctimas para alimentar sus intereses de cualquier índole o a quienes quieren ver a México dividido y por ello no descansan sembrando el encono, el miedo, la duda o el odio entre los mexicanos”, reclamó.
Por esta razón, Calderón insistió en que el reclamo sea contra los delincuentes y no contra quienes los combaten.
El burócrata alentó compartir la demanda de la sociedad de querer un país en paz y por ello es que los combate, y explicó que quien roba su bolsa a la señora, quien arrebata el auto a una persona o ésta simplemente no lo halla al salir de su oficina o el pasajero del microbús o el autobús que son asaltados, “son delitos comunes que deberían ser enfrentados por las autoridades locales y que, sin embargo, en muchos lugares del país ocurren a diario sin que las policías (locales) intervengan y en algunos casos con la protección de las (mismas) policías”.
Y “por eso, el gobierno federal está actuando en auxilio de la población para defenderla del crimen y de los criminales. Y lo hacemos con todo y lo mejor que tenemos, con nuestra Policía Federal, nuestro Ejército y con nuestra Armada”.
Imitando, puesto que hasta en eso es un remedo barato, Calderón terminará ostentando en la memoria de nuestro pueblo el papelón del fracasado, del troglodita y del enano que no le alcanzó para ser gigante.
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