POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
Los números de la muerte dan una lectura distinta, considerando los factores de censura de las autoridades.
Es un hecho que los muertos están poniéndose del lado del crimen organizado y la ciudadanía.
Pero vamonos despacio.
Reportes de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), de la Policía Federal (PF) y de la Secretaría de Marina (SEMAR), entregados a EL UNIVERSA, la biblia de la información nacional, vía el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI), revelan que Michoacán, Tamaulipas, Guerrero, Chihuahua, Sinaloa y Nuevo León concentran 56% de las muertes violentas de los elementos de seguridad de las dependencias involucradas en la lucha contra el crimen.
De los informes oficiales también se desprende que 84% de las bajas ocurrieron durante la administración del presidente Felipe Calderón Hinojosa, quien desde el inicio de su sexenio emprendió un combate frontal contra los cárteles del narcotráfico.
Tras conocer la solicitud de información realizada por el diario, la Procuraduría General de la República (PGR) optó por postergar dar a conocer la cantidad de elementos que han fallecido en la última década.
La SEDENA reportó que la guerra contra el crimen causó la muerte de 138 militares: cuatro jefes, 22 oficiales y 112 elementos de tropa. De ellos, 27 fueron ejecutados y 111 perdieron la vida tras recibir una agresión con arma de fuego.
La PF dijo que ha sufrido 318 bajas: dos comisionados, un comisario, seis inspectores generales, tres inspectores en jefe, 12 inspectores, 23 subdirectores, 43 oficiales, 107 suboficiales y 121 sargentos.
La Marina registra 14 abatidos en la última década: cinco elementos contaban con grado de tercer maestre, tres capitanes, tres cabos, dos marineros y un segundo maestre.
Las muertes de marinos, policías y militares se concentraron en 27 estados de la República. Michoacán, Tamaulipas, Guerrero, Chihuahua, Sinaloa y Nuevo León suman la mitad de los casos. Las únicas entidades donde no se han registrado bajas son: Baja California Sur, Yucatán, Tlaxcala, Quintana Roo y Tabasco.
En Michoacán, uno de los estados más violentos, han muerto 70 elementos de las fuerzas federales. Chihuahua registra 61 oficiales fallecidos; Tamaulipas, 48; Nuevo León, 30; Sinaloa, 25; Distrito Federal y Guerrero tienen 24 cada uno; Veracruz y Jalisco reportan 13 cada uno; San Luis Potosí, 12; Estado de México y Baja California, 11 cada uno, y Durango, 10.
En suma, 470 militares, marinos y policías federales han perdido la vida a manos del crimen organizado entre el primero de enero de 2000 y el 22 de marzo de 2011.
De los 470 elementos abatidos, 398 ocurrieron durante el mandato del presidente Felipe Calderón Hinojosa, lo que representa 84.68%.
De 2000 a 2006, las tres dependencias registraron 72 elementos caídos.
En contraste, del primero de diciembre de 2006 al 22 de marzo de 2011, murió un elemento cada tres días.
La Secretaría de Seguridad Pública (SSP) reportó recientemente que durante esta administración han muerto dos mil 76 policías (municipales, estatales y federales).
Los militares, marinos y policías federales asesinados en el presente sexenio representan casi 1% de los 35 mil muertos que ha dejado la guerra contra el crimen organizado.
Las interrogantes incómodas siguen siendo: ¿Quiénes son realmente el 99% faltante de los caídos? ¿Cuál porcentaje atiende a criminales? ¿Cuántos civiles? ¿Qué se ha ganado? ¿Cómo medimos las perdidas?
Las respuestas no las sabremos en un largo tiempo.
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