POR.- EL DODO DE LA MALA LECHE Y EL DODO DE HUMOR NEGRO
Como en las telenovelas mexicanas, después de haber comenzado el mundial y haber concluido el sueño mexicano, al regresar a la “polaca” emplumada notamos que no ha sucedido NADA, en serio, NADA que no sean las mismas ineptitudes públicas, los dimes y diretes de los partidos, los decretos electoreros y, por supuesto, el derramamiento duro de petróleo, sangre y muertos, muchos muertos.
Aunque a nosotros eso del fucho nos viene valiendo, el Dodo Pambolero pasó de la euforia a la tristeza y al silencio junto a millones de aficionados que compraron completita la publicidad y le mercadotecnia de un producto poco garantizado, hagan de cuenta como los votos que, vendidos o convencidos, los ciudadanos darán en las elecciones intermedias del próximo julio.
Estamos concluyendo el primer semestre de 2010, de este año de festejos a lo grande, y honestamente vamos para el perro. Como hace doscientos o cien años, las carencias del pueblo son supremas y sólo una casta divina casi inmortal se ha beneficiado del trabajo y la riqueza colectivas. A pesar de los cientos de libros, idearios y experiencias en directo, los mexicanos no queremos ver que efectivamente NO HAY NADA que celebrar, de no ser la dependencia externa y la revolución interrumpida que dominan el tercer milenio.
Somos, según la creatividad de los comunicadores sociales, un país de “changuish” y del “sí se puede”, o sea, una colectividad pequeña dócil y creyente, capaz del chaquetazo artero, de ser bien nacionalistas y cambiar la “verde”(la camiseta) por la del próximo rival de Argentina y por la del campeón del mundo porque deseamos ganar en corto sin sacrificios ni valor.
Este par, el Dodo de la Mala Leche y de Humor Negro, no comparte esa visión como tampoco la de los aleluyos que indican respuestas mágicas, sublimes y jaladas de los pelos para el presente nacional.
Defendemos, como expuso el Gómez, que es indispensable recuperar la confianza en uno mismo y no pedírsela al santo de su preferencia o los suspirantes huecos de las alianzas o el PRI malévolo. Crezcamos. La democracia, informamos, no es un obsequio de los poderosos, es un arrebato popular, es decir, que aceptar la farsa electoral y plegarse a los dictados del Instituto Federal Electoral (que también cobra en la misma caja de los burócratas kool-aids) es retroceder en cuanto a las expectativas de un futuro digno. Vamos a respaldar a los inútiles que facilitaron el desgarriate destructivo de esa abominación de “guerra contra el narcotráfico” y que es, en muchos partes del territorio nacional, la verdadera dueña de vidas y propiedades.
La ciudadanía tiene que cambiar de estrategia, de dejar hacer y dejar pasar, a presionar, fuertemente de ser indispensable, a la dirigencia imperial hasta romperle la burbuja de jabón en la que viven.
México no es un pueblo fracasado en tanto ha superado TODOS los obstáculos habidos y por haber, y está facultado para sobrevivir sin “grillos”, pues, ni faltan hacen, o ¿cuándo han resuelto algo que no sea en su perjuicio?.
La verdad es que los mexicanos estamos solos y es mejor así, queda admitirlo y conducirse en consecuencia, finalmente, los poderosos de porquería que cargamos son parte de nuestra decisión (ignorante, tal vez), mas decisión.
Que cada ciudadano establezca su próximo movimiento...y los candidatos asesinados no son de gratis.
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