POR: EL DODO DE LA MALA LECHE Y EL DODO DE HUMOR NEGRO
Los Estados Unidos decidieron darle un giro al Plan Mérida y ahorrarse el reparto de irresponsabilidades de la administración Calderón al destinar una parte medular de los 310 millones de dólares a las reformas judiciales, a programas de buen gobierno, “a mantener el apego al estado de derecho y al respeto a los derechos humanos”, según detalló la subsecretaria asistente de Estado, Roberta Jacobsen. La lógica es implacable, desde el punto de vista de la Casa Blanca el problema del narcotráfico en ambos países requiere de soluciones menos violentas y más centradas en la conciencia y la construcción de distintos hábitos ciudadanos, no la política de la tierra quemada que ha destruido gran parte de México sin mayores resultados que la rotación de nombres en las notas rojas de los medios.
En pleno proceso electoral intermedio, la decisión de Barak Obama es un mensaje rotundo al presidente Felipe Calderón a que en esta tolvanera va solo; los dólares gubernamentales no se van a ensangrentar en estrategias que diariamente pierden credibilidad hasta de los ciudadanos dormidos. Así que sólo le resta a FeCe aplaudir hasta el envío de efectivos estadounidenses a la frontera.
El Instituto Federal de Acceso a la Información, “oportunamente”, determinó que se haga pública la averiguación previa relativa al dos de octubre de 1968. Anotamos “oportuna” porque es singular que precisamente cuando el Partido Revolucionario Institucional anda como caballo desbocado derribando las trancas del panismo, se quiera ventilar uno de los capítulos más oscuros de los sexenios priístas, suponemos que para tranquilidad de los mexicanos y que sus votos sean mesurados por la conciencia.
Pero no es necesario irse tan lejos para encontrar causas de información “prohibida” en diez años de conservadurismo en el poder, los expedientes de otras tragedias estarían gustosos de presentarse a la opinión pública y respaldar la increíble tesis que el neopanismo es una de las peores mutaciones de credo político al integrar lo peor del priísmo y el arribismo de grillos despiadados que se nutren de sangre inocente.
Con la unanimidad de los Secretarios de Salud y de Educación respectivamente se dio paso a un anteproyecto que prohibiría definitivamente la venta de refrescos y alimentos que superen el mínimo calórico que requieren los productos, es decir los yogures, las leches enteras y azucaradas, así como todos los alimentos fritos, y tamales, gorditas, tacos dorados, flautas, pizzas, molletes y los hot cakes, de las escuelas de instrucción básica de la nación.
En teoría, el agua potable y jugos en pequeñas cantidades serán las únicas bebidas permitidas en las escuelas como parte de un programa integral de reacción ante la obesidad y enfermedades consecuentes.
Por si las dudas y para no afectar los intereses de los corporativos privados de la comida chatarra, los funcionarios enfatizaron que no hay malos alimentos, sino malos hábitos y que no es una campaña de publicidad negra contra las marcas. La duda que nos surge es que si, supuestamente, la chatarra es tan linda por que hay que sacarla de las primarias. Eso de cerrar la boca a tiempo no se les da a los burócratas.
La nota amable fue que el “beatle más beatle”, Paul McCartney deleitó a los “beatles freaks” y simpáticos similares, boleto carísimo en mano, con un viaje mágico y misterioso a la rancia nostálgica de la que los fanes mexicanos no desean escapar.
Eso de las vanguardias y lo políticamente incorrecto no va con los espectadores decentes del rey del refrito y las fortunas perdidas. Por ende, que MACAS haya cautivado al público nacional no es noticia, es simplemente apostar a lo seguro de manera acomodaticia. No vemos qué agradecer al susodicho sir, en especial, ante las muertes de John Lennon y George Harrison, que dicho sea de paso, aportaron junto al infantable Ringo Starr la genialidad de THE BEATLES, y no se convirtieron en marca oficial del recuerdo.
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