miércoles, 2 de septiembre de 2009

A TÍTULO PERSONAL: TRES AÑOS EN CONTRA

Por: RAÚL GÓMEZ MIGUEL

El Tercer Informe de Gobierno de Felipe Calderón es un reconocimiento público a tres años de estar en contra del país, de los mexicanos, de su partido y de sí mismo.

Con estadísticas alteradas, retórica desfasada, impertinencia insostenible, resultados pobres y promesas maltrechas, el Ciudadano Presidente presenta a una Nación la evidencia de una incompetencia para resolver los problemas fundamentales del cargo.

Es, precisamente, en este contexto de crisis económica y financiera cuando un Estadista se destaca y entra a la Historia. El señor Calderón prefiere empequeñecerse e ingresar a la histeria.

Más por cumplir, el Informe es un trámite obsoleto en las manos de un burócrata metido a líder de la nada, empecinado por vencer al monstruo de las mil cabezas, sin ubicar la propia.

La payola invertida en los medios de control social y los líderes de la opinión a venta ya aventaron estudios de mercado para convencer a los desinformados de una aceptación ciudadana sin mesura ni cuadratura.

La aprobación del desempeño del Presidente, manipulado al presupuesto del cliente, pone estrellas en rubros cómo el tipo de lentes, las corbatas o los cortes de los trajes, pues, en los renglones de trascendencia ni los lacayos profesionales se avientan a ponerle un pase de panzazo.

A la mitad del sexenio, el mal llamado Presidente del empleo, emulando al desquiciado de Vicente Fox, se inventa una realidad imperceptible para nadie. Habla de esfuerzos, sacrificios, obras, sobras y cuentas en el éter.

Para la gente de a pie, México está peor y la incredulidad en las instituciones es franca. Cada cual mira a su santo y si te vi ni me acuerdo. La Unidad Nacional está fragmentada y las fuerzas políticas poco podrán hacer mientras el Ejecutivo decida explotar sus granadas en perjuicio del pueblo.

El desfalco federal, en mucho, es engendro de una estrategia empresarial mal entendida y de un cinismo cómodo orientado a salvar a los intocables del régimen.

Ni buenas noticias ni esperanzas arroja el documento anual. La glosa sólo servirá para calar a los nuevos congresistas y proyectar la estancia del Partido Acción Nacional en la propiedad del balón.

Sólo los obligados a contemplar la transmisión mediática del Informe serán el público promedio de un evento tan aburrido como los infomerciales de las tres y media de la madrugada.

México merece un liderazgo oportuno, sólido y transparente. No obstante, los mexicanos y los usos y las costumbres de la corrupción permitieron el arribo del último de la fila a un puesto de grandísimas ligas.

Si es indispensable resumir el Informe, simplemente, es la reseña de otro año desafortunado y el anuncio de un siguiente plagado de injusticia, desolación y carencias. Ya se hallarán los pretextos y las explicaciones complicadas de la mala suerte.

Pero tenemos claridad: hasta los muertos están inconformes con el Gobierno y ese señor, dícese, Presidente.

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