Únicamente para platicarles señores dodos que he descubierto esta sección Culturas y Medios primeramente en elultimodelosdodos, pero estoy conociendo todo el contenido de impromatube y verdaderamente estoy sorprendido. Gran proyecto del cual lamento no formar parte en cuanto a la dirección y objetivos del mismo. Me declaro seguidor del espacio Culturas y Medios y en breve estaré dejando comentarios en cada publicación, por ahora atenderé este que es el más reciente.
Respecto de este contenido en específico me permito hacer los siguientes comentarios y abundar en las declaraciones hechas.
Como uno de los puercos pioneros, no me queda más que extenderle un agradecimiento al Sr. Plascencia, ya que el certamen ciertamente fue parte importante de mi formación como publicista. Desgraciadamente viví la etapa fatídica del concurso en la que por negligencias por varias instancias (que no describiremos en este espacio) murió por varios semestres y enlodó el nombre del IMP. Es reconfortante saber que la escuela se ha vuelto a subir al caballo.
Es completamente contradictorio el discurso de: “los creativos no son unos pinches hippies de huaraches que se fuman un toque y hacen lo que quieran y sus ideas son lo más chingón” con la imagen que el Sr. Plascencia presenta a nivel visual y léxico, cuando se muestra a si mismo como el cliché del creativo. Quienes hemos estado expuestos al trato con los creativos sabemos que hacen lo que quieren, no gratuitamente se han creado áreas de control como servicio a cliente y de orientación, investigación e interpretación como planeación estratégica para asistir la ejecución de una idea y atender las necesidades de un cliente como un equipo. Recordemos que para un cliente o una marca las ideas que venden no tienen rostro, sólo nombres: Draftfcb, Ogilvy, Olabunaga Chemistri.
El llamar a un creativo “un estratega” es una acepción (para mi gusto) demasiado elevada del trabajo de un creativo en el día a día. No dudo de su capacidad como gremio, como un área fuertemente enraizada dentro de las agencias y de que puedan entender y apuntalar el pensamiento estratégico, pero el comentario del Sr. Plascencia es en primera instancia una amplia descalificación del trabajo en equipo que realmente sucede al interior y después de los que hacemos planeación estratégica junto con creadores de contenido y ejecución de ideas, de necesidades, de actitudes, de insights en los esquemas de la publicidad moderna. Es una lástima ver creativos, a nivel directivo, que aun siguen creyendo en si mismos como concepto motor exclusivo de la industria publicitaria.
No me parece justa la desacreditación de la búsqueda de profesionalización más allá de una licenciatura, sobretodo en una profesión en la que rara vez podemos ver a n creativo sosteniendo su título universitario. El semillero, los diversos simuladores de negocio son herramientas a través de las cuales la gente busca no sólo incrementar su expertise publicitario, sino mantenerse actualizado, a la vanguardia de los cambios que presenta el medio, sobretodo en un país con una situación económica tan inestable. Es absurdo, es un infundio, verdaderamente insultante escuchar que rechazamos al más preparado por el que más hambre tiene (entiéndase por hambre según el Sr. Plascencia, el preguntarle a un creativo: ¿cómo está el pedo?), sobretodo cuando una cosa y otra (hambre y profesionalización) no se excluyen a si mismas sino que de manera ideal se complementan. Es horrendo saber se testigo de que las bibliografías modernas son los compendios de creatividad, llámese New York Festivals, One Show, Epica, Luerzers Archive, y dejan de lado el incrementar el grado de preparación académica tan necesaria. La profesionalización no se acaba en el seminario de titulación. Ciertamente el hambre y la pasión son las motivaciones más poderosas en un oficio tan ingrato y a momento maligno, pero las definición de esos calificativos gira en torno a ser los mejores.
A lo que debo dar crédito es al comentario de que ciertamente estudiamos para ser publicistas y laborar en algún área disponible, pero todos debemos mantener un pool de conocimientos mínimos como los son la ortografía, la composición de layouts, teoria del color, entre otras tantas. El verdadero director creativo es el que no depende de una dupla para llevar a cabo la ejecución de una idea. Los que aspiran a darle a este oficio de creatividad. No estudiamos para ser redactores o artes sino para entender el qué, cómo, cuándo y dónde publicitar, aunque si es completamente válido crear un expertise en alguna rama del oficio y construir desde ese ángulo.
2 comentarios:
PARTE 1
Únicamente para platicarles señores dodos que he descubierto esta sección Culturas y Medios primeramente en elultimodelosdodos, pero estoy conociendo todo el contenido de impromatube y verdaderamente estoy sorprendido. Gran proyecto del cual lamento no formar parte en cuanto a la dirección y objetivos del mismo.
Me declaro seguidor del espacio Culturas y Medios y en breve estaré dejando comentarios en cada publicación, por ahora atenderé este que es el más reciente.
Respecto de este contenido en específico me permito hacer los siguientes comentarios y abundar en las declaraciones hechas.
Como uno de los puercos pioneros, no me queda más que extenderle un agradecimiento al Sr. Plascencia, ya que el certamen ciertamente fue parte importante de mi formación como publicista. Desgraciadamente viví la etapa fatídica del concurso en la que por negligencias por varias instancias (que no describiremos en este espacio) murió por varios semestres y enlodó el nombre del IMP.
Es reconfortante saber que la escuela se ha vuelto a subir al caballo.
Es completamente contradictorio el discurso de: “los creativos no son unos pinches hippies de huaraches que se fuman un toque y hacen lo que quieran y sus ideas son lo más chingón” con la imagen que el Sr. Plascencia presenta a nivel visual y léxico, cuando se muestra a si mismo como el cliché del creativo.
Quienes hemos estado expuestos al trato con los creativos sabemos que hacen lo que quieren, no gratuitamente se han creado áreas de control como servicio a cliente y de orientación, investigación e interpretación como planeación estratégica para asistir la ejecución de una idea y atender las necesidades de un cliente como un equipo. Recordemos que para un cliente o una marca las ideas que venden no tienen rostro, sólo nombres: Draftfcb, Ogilvy, Olabunaga Chemistri.
PARTE 2
El llamar a un creativo “un estratega” es una acepción (para mi gusto) demasiado elevada del trabajo de un creativo en el día a día. No dudo de su capacidad como gremio, como un área fuertemente enraizada dentro de las agencias y de que puedan entender y apuntalar el pensamiento estratégico, pero el comentario del Sr. Plascencia es en primera instancia una amplia descalificación del trabajo en equipo que realmente sucede al interior y después de los que hacemos planeación estratégica junto con creadores de contenido y ejecución de ideas, de necesidades, de actitudes, de insights en los esquemas de la publicidad moderna. Es una lástima ver creativos, a nivel directivo, que aun siguen creyendo en si mismos como concepto motor exclusivo de la industria publicitaria.
No me parece justa la desacreditación de la búsqueda de profesionalización más allá de una licenciatura, sobretodo en una profesión en la que rara vez podemos ver a n creativo sosteniendo su título universitario. El semillero, los diversos simuladores de negocio son herramientas a través de las cuales la gente busca no sólo incrementar su expertise publicitario, sino mantenerse actualizado, a la vanguardia de los cambios que presenta el medio, sobretodo en un país con una situación económica tan inestable.
Es absurdo, es un infundio, verdaderamente insultante escuchar que rechazamos al más preparado por el que más hambre tiene (entiéndase por hambre según el Sr. Plascencia, el preguntarle a un creativo: ¿cómo está el pedo?), sobretodo cuando una cosa y otra (hambre y profesionalización) no se excluyen a si mismas sino que de manera ideal se complementan. Es horrendo saber se testigo de que las bibliografías modernas son los compendios de creatividad, llámese New York Festivals, One Show, Epica, Luerzers Archive, y dejan de lado el incrementar el grado de preparación académica tan necesaria. La profesionalización no se acaba en el seminario de titulación.
Ciertamente el hambre y la pasión son las motivaciones más poderosas en un oficio tan ingrato y a momento maligno, pero las definición de esos calificativos gira en torno a ser los mejores.
A lo que debo dar crédito es al comentario de que ciertamente estudiamos para ser publicistas y laborar en algún área disponible, pero todos debemos mantener un pool de conocimientos mínimos como los son la ortografía, la composición de layouts, teoria del color, entre otras tantas. El verdadero director creativo es el que no depende de una dupla para llevar a cabo la ejecución de una idea. Los que aspiran a darle a este oficio de creatividad. No estudiamos para ser redactores o artes sino para entender el qué, cómo, cuándo y dónde publicitar, aunque si es completamente válido crear un expertise en alguna rama del oficio y construir desde ese ángulo.
Raúl Gómez Miguel, eres grande.
Publicar un comentario