Don Esteban Cervantes Barrera, de 58 años de edad, no se amedrentó en una situación límite y trató de desarmar a un tipejo cobarde y maldito que estaba balaceando a gente inocente y desarmada en el andén del metro Balderas de la Ciudad de México.
Con un espíritu de protección mayúscula se lanzó al destino con la única arma a su alcance, su propia vida. Luchó, cayó, y no dudó en continuar defendiendo lo que creía correcto hasta que el asesino lo mató.
No escribimos el nombre del homicida porque ciertas alimañas no merecen ser reconocidas.
Los DODOS pedimos un instante de reflexión por un hombre, un simple hombre, que hizo lo necesario en el momento decisivo y murió en la línea del deber: mostrar a un pueblo, el valor que ha olvidado.
Don Esteban descanse en paz, un héroe sin monumento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario