martes, 21 de diciembre de 2010

BY THE RIVERSIDE: NOSTALGIA NAVIDEÑA

POR.- KARLA ORTIZ S.

¿Cómo hablar de la Navidad? cuando en realidad soy una de las famosas Grinch que nunca de los nunca les ha agradado esta época, donde ignoro el porqué las personas gastan el dinero que no tienen (y el resto del año se la pasan quejando) y donde es bien fácil firmar el ticket de compra sin analizar las ofertas que las grandes firmas nos presentan.

Sin embargo, todo cambia cuando hablamos de nuestros paisanos que se encuentran, ya sea de residentes recientes en Estados Unidos o, por otro lado, a pesar de los años interminables que han sido ilegales, no han alcanzado aún el sueño americano.

Evidentemente al aura se torna gris con tintes rojizos, cuando vemos un sinfín de familias separadas por una barda política y económica que nunca podremos vencer los mexicanos, por el simple hecho de serlo.

En términos cursis y mayoritarios la Navidad es la única época del año, donde "las familias" se unen o reconcilian, comparten una cena elaborada por las matriarcas, hay intercambios y alcohol, pero ¿qué pasa cuando la distancia entre una familia real conformada por papá, mamá e hijos, está quebrantada por distancias laborales y la búsqueda de una solvencia económica que en México no todos tenemos?.

Realmente hablar con María es una gran desafío en esta nota, porque las palabras no le salen completas sin soltar lágrimas por extrañar al personaje masculino de la familia, que está en Chicago desde hace 9 años y aún no tiene fecha de regreso. Sin embargo, ella recuerda perfecto el día que se fue: 12 de Diciembre de 2001(una fecha bien camp en México, sobre todo para los guadalupanos), después de que lo despidieran de su trabajo, tras laborar por más de 15 años, un día llegó y lo liquidaron porque la empresa simplemente quebró.

El dinero nunca alcanza sobre todo cuando se gana el mínimo en un país en que los proyectos sociales son una vil metáfora y donde hay que criar, educar y dar comida y techo a 3 niños con hambre e inocencia impresos.

Recuerda María que hace cuatro años José (su esposo) intentó cruzar la frontera para pasar las fiestas decembrinas con su familia, pero el líder que guiaba al grupo murió de sed y el temor se apoderó de todos, y junto con los demás José decidió declinar su decisión y seguir cada mes mandando dinero a una dirección que, hoy por hoy, añora sobremanera. Sueña con algún día alcanzar el sueño americano y regresar a su tierra llena de corrupción pero que recuerda con nostalgia.

Esta Navidad nuevamente la familia Medina Contreras volverá a pasar una noche con un asiento vacío en espera que se vuelva a ocupar, como la foto que decora la sala, desde hace nueve años.

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