POR: MARY LEÓN
En México, la libertad de acceso a Internet, cada día se vuelve más alcanzable para cualquier persona, los ciber-café se encuentran en cada cuadra, y con ello la posibilidad de navegar por horas en la Web, convirtiéndose en un canal de información al por mayor, donde podemos libremente buscar diferentes temas de interés que nos enlazan a distintos links que seguramente nos ofrecerán respuestas y otras tantas hasta servicios con publicidad.
Pero ¿qué hacemos con todo aquello que pudiera parecernos inservible?, y peor aún cuando nos encontramos con páginas que sabemos que no deberían estar en la Web, como aquellas que nos llevan curiosamente a entrar en el conflicto de la legalización internacional, que “no” se refleja en nuestro país.
El asunto de la pornografía infantil y las distintas maneras que se maneja la trata de personas, es uno de los principales problemas en Internet, socialmente repercute y otorga información en gran medida a aquellas personas que utilizan la Web para actos ilícitos, y los cuales no son castigados de ninguna manera, más bien se enlazan fácilmente a otras redes delictivas como son el secuestro, ahora que la red se ha vuelto tan social somos fácil presa de estos depredadores.
No olvidando casos como fraudes electrónicos y bancarios que se ven a menudo en páginas especialmente de comercio de cierta manera engañosos, también los movimientos de altos números de cuentas donde los traspasos de una cuenta a otra son parte del fraude más común, ya que tan solo basta que en ciertas paginas nos pidan datos personales para caer en estos fraudes.
Hay distintas situaciones que viven los países primer mundistas a la que vive México, por ejemplo, Estados Unidos ha aprobado leyes para hacer el Internet más seguro para los niños, firmando en el acta de protección a Infantes en Internet en el 2000 y además imponiendo castigos para aquellos traficantes que destruyen vidas especialmente a los infantes; claro versus México que no legisla ni en defensa propia estos casos.
En México se tiene tan entrañado la cuestión de la libertad de expresión, haciéndose de la vista gorda la manera en que se filtra la información confidencial que pone en riesgo hoy en día a todas las personas del país, ya que todos estamos identificados por nombre y domicilio.
La red beneficia a un grupo de personas con mucho talento y altos estudios de la informática, mejor conocidos como “hackers” que obtienen sin ninguna autorización datos que una persona considera privados, ellos tienen todo el poder en cuanto a conocimientos y con ello la posibilidad de ocuparlo para actos no legales que perjudican sin duda a personas que ni siquiera se imaginan que son vigilados y controlados a través de una red que no tiene fronteras.
La falta de leyes que regulen y controlen todo aquello que se muestra en la red es necesaria para terminar con una herramienta tan latente en la injusticia que viven cientos de personas. El poner barreras en la red serviría para mayor credibilidad todo aquello que se muestre pues el copiar y adueñarse de escritos de autores a diario se vuelven un delito que se le conoce como el plagio.
Como se nota, en México no existe nada que regule y que proteja la información, pues la cuestión de ser libres y soberanos nos domina en la prehistoria y damos prioridad a las leyes que nos rigen como ciudadanos en un mundo no virtual y hacemos caso omiso y damos un peso menor a una fuente de poder tan importante hoy en día como lo es el Internet.
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