Por.- EL DODO DE HUMOR NEGRO
Aun en el infierno se encuentra a gente decente. Por eso, las reacciones ciudadanas en Tijuana, Baja California Norte, y Ciudad Juárez, Chihuahua, contra le presencia del ejército y las fuerzas elite de seguridad pública no son fortuitas, y tampoco pagada por el crimen organizado, porque no faltan los malpensados. Es simplemente el reclamo de habitantes cansados de los atropellos cotidianos y de la obstinación de Felipe Calderón en mantener el ataque frontal cueste lo que cueste. A pesar de la violencia y los muertos, las cosas empeoran y no se ven resultados positivos que no sean terror y desesperación.
Calderón se lanzó a la guerra con unos cuantos fusiles, incendió el país y ahora es muy tarde para retirarse y pedir disculpas. Por mucho que se presuman en los medios cifras y capturas, jamás se toca la gravedad y la magnitud real del enemigo. Las drogas siguen cumpliendo el ciclo productivo y han aumentado su presencia dentro y fuera del gobierno.
Los Estados Unidos muestran la prioridad asignada a la frontera sur, al semicongelar recursos y prometer una reciprocidad ausente. Como discurso la lucha contra el narcotráfico luce. En la práctica no es tan atractiva para el contribuyente.
Sabremos de las justificaciones preparadas ex profeso para el Informe de Amnistía internacional sobre México, que viene duro y a la cabeza recriminando a los mandos militares y policíacos; está el cúmulo de denuncias de violaciones a los derechos humanos; y una propuesta de los empresarios fuertes de esas ciudades para elevar una petición de socorro a la ¡Organización de las Naciones Unidas!. De ese vuelo crecen los enanos.
Con una izquierda fracturada y engolosinada con destapes para puestos que ni siquiera tienen en este momento el respaldo electoral para conseguirlos, y una oposición tramposa como son los priístas, Calderón seguirá cavando su propia tumba con el reconocimiento técnico que en este momento todo movimiento hacia atrás en su desastre particular, será visto por el enemigo como derrota. Anulado antes qwue arrepentido.
Esta nueva guerra sucia, (como si hubieran guerras limpias) será el epitafio de una administración nacida para perder desde el momento de su imposición, y ojalá funcione de alarma para que el relevo no caiga en similares tentaciones. La persecución de los criminales no es nueva, pero con estas cuotas de desencanto y la obstinación presidencial de no dejar piedra sobre piedra, sólo podemos aventurar la multiplicación de la resistencia ciudadana en todo el país, precisamente, por la ineptitud política de las dirigencias ideológicas y el progresivo incremento del convencimiento de los mexicanos y las mexicanas que necesitamos otro tipo de administraciones.
La falta de banderas, o la saturación de estas, por unos breves días impulsaron el mesianismo de Calderón, no obstante, el impulso no empujó el carrito. Tres años de estancamiento y un brutal sacrificio de los intereses de la gente común, calientan 2010, no sólo como el alimento de la propaganda, sino el de doce meses en que México pondrá a prueba la supuesta madurez y estabilidad gubernamental que se vende en las cúpulas.
Faltan pocas semanas para finalizar 2009 y el saldo general es rojo.
México acudirá como otras 191 naciones a la Cumbre sobre el Cambio Climático, en Copenhague, a tratar de encontrar el consenso planetario sobre como resolver nuestra tragedia energética y mantener el espacio en que vivimos. Desgraciadamente, con estas credenciales indignas para sus pobladores, la delegación mexicana hablará con falsedad, al igual que muchos gobiernos, preocupadísimos por el medio ambiente pero no tanto como para perjudicar a las corporaciones a quienes se deben.
Es temporada de buenos deseos, no de querernos ver la cara.
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