lunes, 24 de enero de 2011

EL COCOTAZO: COPANDO LA CAPITAL

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

Resultado de la negligencia o la complicidad de autoridades, el asentamiento del narcotráfico en municipios del Estado de México y la periferia del Distrito Federal tiene de menos unos treinta años de desarrollo impune.

En el presente, al municipio de Nezahualcóyotl se lo disputan La Familia Michoacana y Los Zetas, debido a que este último grupo delictivo intenta abrirse campo en el mercado de la distribución de droga, reveló la dirección de Seguridad Pública local.

La dependencia municipal advirtió que está confirmada la presencia del cártel michoacano y el interés de Los Zetas por apropiarse de la zona oriente del valle de México, incluyendo la delegación Iztapalapa.

Autoridades del Distrito Federal reconocen la disputa entre grupos de narcomenudistas de ambas organizaciones, pero no así de la presencia de cárteles del narcotráfico.

De las indagatorias que se realizan en la ciudad de México sobre las multiejecuciones cometidas este mes en Iztapalapa y en el municipio vecino, se presume que fueron cometidas por el mismo grupo. Las indagatorias municipales coinciden en que se trata de pleitos entre personas que integraban un mismo grupo criminal.

Datos del área de Seguridad de Nezahualcóyotl indican que La Familia Michoacana se ha divido en otras dos células conocidas como Los Incorregibles y La Empresa, quienes también luchan por la distribución de droga.

Algunos de los líderes de esos grupos provienen del Distrito Federal, de la zona de El Salado, que está en los límites de Nezahualcóyotl, Iztapalapa y Los Reyes La Paz.

Ese punto ha sido identificado por la Procuraduría capitalina como uno de los principales puntos de venta de armas y de donde provienen personas dedicadas al robo de vehículos.

La dirección de Seguridad Pública municipal indica que en Nezahualcóyotl hay 30 puntos fuertes de venta de droga, y las colonias donde se concentra la mayor distribución son las que están ubicadas entre el Anillo Periférico y Adolfo López Mateos, y de la avenida Texcoco al Bordo de Xochiaca.

Ergo, si se poseen tantos datos de inteligencia por qué no se actúa; qué se espera para frenar el cáncer de la violencia, la extorsión y el crimen extremos.

Luego de las ocho ejecuciones en la colonia Esperanza, el fin de semana pasado, autoridades locales demandaron que el Ejército Mexicano patrulle no sólo las 15 zonas identificadas como las más conflictivas; mientras, se realizan operativos nocturnos con la Policía Ministerial en contra de narcotienditas, ubicadas en el territorio que se encuentra entre las avenidas Texcoco a Bordo de Xochiaca y de Sor Juana Inés de la Cruz hasta los límites con el municipio de Los Reyes La Paz.

Incluso, en Ixtapaluca y Valle de Chalco la violencia se ha intensificado en los últimos años. Miguel Ángel Mancera, titular de la Procuraduría capitalina, indicó que debido a esto la dependencia a su cargo se encuentra atenta para evitar un posible “efecto cucaracha”, tras el reforzamiento de la seguridad en Nezahualcóyotl.

La progresiva militarización de la zona metropolitana es un argumento contundente a los diversos señalamientos de que la “cruzada oficial” contra el crimen organizado terminará imponiendo el caos en todo el país.

En la negación enajenada del fenómeno, en plenos preparativos electorales, los grillos simulan y minimizan la avalancha que nos barre comentando que “Tenemos personal que está trabajando con estos temas y verificando datos que involucran al Distrito Federal”, o “Ya está trabajando la fuerza de la ciudad”, reduciendo las múltiples implicaciones de policías e investigadores en las cadenas de corrupción ideadas a la subordinación institucional a la delincuencia.

La experiencia dicta que esperemos lo peor.

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