lunes, 3 de enero de 2011

EDITORIAL: EL PRIMER LUNES DE 2011

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

Con un recibimiento digno de las chingaderas habituales de la clase gobernante, el primero de enero de 2011 se presentó retacado de incrementos en los precios de bienes y servicios, pactados anticipadamente por el presidente y los diputados. Peajes carreteros, gasolinas, cigarros, cervezas, derechos por trámites, entre otros rubros que afectan al grueso de la ciudadanía, aumentaron, en promedio, por encima de la inflación esperada y de los dos pesos con treinta centavos, promedio, del salario mínimo.

La República en pleno registró el impacto del encarecimiento. En el Distrito Federal subirán también los bienes y servicios proporcionados por el gobierno del DF, todos los trámites, agua y predial, más aumentos colaterales, como el de 10% a taxis.
Metidos en el trance electoral, las autoridades movieron mar y tierra a modo de exprimir a la gente y recuperar ingresos que nivelaran las idioteces tributarias cometidas y que sólo en 2010, de enero a noviembre, acumularon un déficit fiscal de 225 mil 046 millones de pesos, que lógicamente, el pueblo tendrá que aportar por la fuerza.

Mostrando el cobre, los encargados de los dineros federales, estatales y municipales no quisieron tocar a la casta casi divina de los poderosos reales y optaron por fregar a los perros más flacos, los contribuyentes menores; total ni modo que se pongan al brinco, ya están acostumbrados.

Y cómo van a repelar, si de acuerdo a la Secretaría de Educación Pública, cuatro de cada 10 personas mayores de 15 años son analfabetas o no concluyeron estudios de educación básica, situación que los pone en desventaja en el mercado laboral, con ingresos promedios de entre seis y ocho pesos por hora, mientras que una persona de estudios universitarios logra ingresos de 56 pesos la hora, siempre que consiga el trabajo correspondiente.

Por ello, la economía informal y sus renglones lícitos e ilícitos correspondientes son la opción primordial de estos últimos cuatro años en que ha crecido al doble.

El desempleo, la mano de obra no calificada y la necesidad de sobrevivir está empujando a la ciudadanía a ganarse el sustento en formas insólitas.

No obstante, en las cúpulas no responden a las mentadas y siguen aventando la porquería hacia abajo, tensando la cuerda del equilibrio.

2011, tememos, no será un año fácil en ningún aspecto y, a pesar de la ficción democrática alentada por los interesados, los mexicanos, otra vez, tendremos que hacer circo, maroma y teatro para sortear la adversidad.

A ver cuándo despertamos y nos quitamos las garrapatas de encima.

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