martes, 25 de enero de 2011

APUNTES: UNA FINÍSIMA PERSONA

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

El día 19 de enero de 2001, Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán Loera, líder del cártel de Sinaloa, tuvo la gentileza de retirarse del penal de Puente Grande Jalisco, para regresar a los negocios pesados, esos que alcanzan para pagar presidentes.

Como Pedro por su casa, el “Chapo” se ausentó de la cárcel y, diez años después, imitando a Johnny Walker, sigue campeando en las ligas mayores del crimen organizado; es el “Jefe de Jefes” o el que mejor ha sabido invertir dinero para no ser molestado por las fuerzas de seguridad del Estado mexicano.

Los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, respectivamente, jugaron la papa caliente y se detuvieron para asestar un golpe definitivo al corazón del narcotráfico nacional.

En apariencia, por ‘El Chapo’ Guzmán, considerado uno de los narcotraficantes más violentos y peligrosos de los últimos años, la Procuraduría General de la Republica (PGR), ofrece hasta 30 millones de pesos a la persona que proporcione informes que lleven a su detención, sabiendo que ese monto, cambiado a dólares es nada, y que de no ser por una traición de altísimo nivel, Guzmán es intocable.

La Drug Enforcement Administration (DEA), ofrece cinco millones de dólares por su captura, ya que en Estados Unidos una corte tiene un proceso abierto en su contra por cargos de conspiración para importar cocaína. No obstante, a pesar de la inteligencia y la enjundia de las investigaciones, de este lado del Bravo no hay chivatos.

Es curioso que desde 2001 (y al amparo de los desfiguros panistas en la Presidencia de la República) la organización del Boss se afianzó y extendió a un gran número de entidades, en varias de las cuales ha desatado una ola de violencia al enfrentarse con otras bandas por el control del mercado de las drogas, que misteriosamente ha ganado. Caen otras cabezas, menos las de la Hidra.

La versión oficial establece que Guzmán Loera nació el 4 de abril de 1957 en La Tuna Badiraguato, Sinaloa; sus antecedentes delictivos datan de la década de los 80, cuando fue socio del capo Miguel Ángel Félix Gallardo, de quien se separó para formar su propia banda, toco el cielo y no se bajó.

Reportes de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) precisan que la zona de influencia de la organización comandada por ‘El Chapo’, abarca los estados de Sinaloa, Sonora, Durango, Baja California y Distrito Federal, sin omitir las plazas que se van abriendo a causa de la represión selectiva calderonista.

La lista incluye Chiapas, Guerrero, Estado de México, Zacatecas, Nayarit, Nuevo León, Tamaulipas, Jalisco, Colima, Guanajuato, Quintana Roo y Morelos, mientras que sus principales centros de operación son Tepic, Nayarit; Distrito Federal; así como Cuautitlán y Toluca, Estado de México.

Ni la influencia de don Carlos, otro siniestro personaje de la Historia Nacional, ha logrado la lealtad absoluta de este barón de la droga, que lo mismo torea al diablo, que a cualquier vato pendejo.

‘El Chapo’ fue detenido por primera vez el 9 junio de 1993 en la frontera entre Guatemala y México, y encarcelado en el penal de máxima seguridad ‘La Palma’, hoy ‘El Altiplano’, ubicado en Almoloya de Juárez, Estado de México.

El 22 de noviembre de 1995 lo enviaron a la cárcel de Puente Grande, Jalisco, de donde escapó el 19 de enero de 2001, cuando cumplía una condena de 20 años por ilícitos contra la salud, cohecho y asociación delictuosa.

Desde entonces el afamado capo ha puesto el país patas para arriba y, a pesar de las declaraciones elocuentes de los funcionarios públicos, el Cartel de Sinaloa es una fisma insoslayable en el rumbo delictivo de la última década.

A Guzmán Loera se le atribuye su participación en la balacera de la discoteca ‘Christine’, ocurrida en Puerto Vallarta, en 1992; en el homicidio del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, en mayo de 1993 en Guadalajara, y en la ejecución de Rodolfo Carrillo Fuentes, en septiembre de 2004 en Culiacán.

Los trabajos de inteligencia para recapturar a ‘El Chapo’, son apoyados por declaraciones ministeriales de integrantes de su organización que ya fueron detenidos y por información que obtiene la PGR de testigos protegidos en Estados Unidos y México. Desgraciadamente, en resultados, el narcotraficante está en todas partes y nadie lo puede ver.

El Procurador General de la Republica, Arturo Chávez Chávez, ha declarado que la recaptura de Guzmán Loera es prioritaria, ya que encabeza una organización delictiva y además, cuenta con órdenes de aprehensión, aunque el destino lo liga a una serie de notables que con tal de no verse en complicaciones, aligeran las pretensiones heroicas y obstaculizan una detención “incómoda”.

Reportes de la SIEDO indican que antes y después de escapar del penal de Puente Grande, Guzmán Loera fue apoyado por Ismael ‘El Mayo’ Zambada y Juan José Esparragoza, alias ‘el Azul’.

En 2006, las autoridades encargadas de combatir el narcotráfico descubrieron una red de protección policiaca ligada a ‘El Chapo’ en los que están involucrados federales, estatales y municipales, lo cual en ese tiempo dificultó su detención.

Se cumplieron 10 años de la fuga de este narcotraficante, y las autoridades mexicanas no quitan el dedo del renglón para recapturar a Joaquín Guzmán Loera, que el próximo 4 de abril cumplirá 54 años de edad, gozando de franca impunidad y una percepción correcta de que aun en los delincuentes, el plumaje cuenta.

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