miércoles, 26 de enero de 2011

APUNTES: ESTUDIAS...NO TRABAJAS

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

No debía de ser así, pero es. La preparación académica en México, gracias al contexto crítico estructural y productivo, solo garantiza dificultades a la hora de contratarse y una posibilidad máxima de pasar las de Caín, en caso de perder el empleo que se haya conseguido.

Al cierre de 2010, siete de cada 10 desempleados tenían estudios de educación secundaria, media superior y superior, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), o sea, una fuente autorizada, dependiente del Estado.

Datos del organismo muestran que en los últimos dos años el desempleo en las personas con estudios de educación secundaria, media superior y superior aumentó de 68% de los desempleados, o 1.3 millones de personas en el cuarto trimestre de 2008, a 71%, equivalentes a 1.78 millones de desempleados y el mismo lapso de 2010.

La situación es más crítica para las personas con estudios de educación media superior y superior, para quienes la desocupación avanzó al pasar de 33% en el cuarto trimestre de 2008, o alrededor de 634 mil personas, a 35% de los desempleados en el cuarto trimestre de 2010 (877 mil personas). La diferencia es de 243 mil desempleados más con estudios de educación media y superior de 2008 a 2010.

En tanto, las personas con hasta seis años de estudios, equivalentes a educación básica o primaria, reportaron menores niveles de desempleo, al pasar de 32% a 29% de la población desempleada en el mismo periodo.

El fenómeno se explica por un principio económico simple: a mayor preparación, mayor salario, en consecuencia, durante las crisis cíclicas del mercado mexicano, los empleadores buscan mano de obra barata, aunque no calificada, y, a través de la contracción laboral, golpean los salarios y contratan a los desesperados, que rematan sus conocimientos.

Debido al grado de desarrollo nacional, las plazas que mantienen una estabilidad son las que demandan poca preparación, y a pesar de la existencia de necesidades específicas, la gente “estudiada” rebasa los empleos existentes para su tipo.

Los renglones económicos que aportan poco valor agregado han capoteado la recesión productiva, dejando en la estocada a sectores que requieren de un perfil sofisticado de trabajadores.

El INEGI informó que en diciembre del año pasado la tasa de desempleo se situó en 4.94% de la Población Económicamente Activa (PEA), al agrupar a más de 2.33 millones de personas. Esta tasa es más alta a la de diciembre de los últimos dos años.

En diciembre de 2009, la tasa fue de 4.80% de la PEA y la de diciembre de 2008, de 4.32% de la PEA.

La tendencia alta de desempleo se mantendrá en tanto, las cúpulas productivas no implementen programas de recuperación laboral, en el entendido que deben de apegarse a las condiciones reales de la economía del país y no a las exigencias propagandísticas o extranjeras, que elaboran esquemas de una realidad que no existe.

De igual manera es fundamental que las escuelas orienten a los alumnos a carreras que no estén saturadas y que tengan una cuota de impacto atractiva para el porvenir de la sociedad. No es viable el desperdicio de tiempo, esfuerzo y talento, so pena de incrementar la presión social y facilitar un estallido.

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