jueves, 27 de enero de 2011

EDITORIAL: POBREZA SÍ, GRATUIDAD NO

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

Plaza Carso, una de las joyas de la corona del multimillonario mexicano Carlos Slim Helú, tuvo una inversión de 750 millones de dólares en una primera fase, lo que venga superará esa cifra y honrará la celebridad del hombre más rico del mundo del año pasado.

Indiscutible autoridad en materia de negocios, don Carlos Slim ha planteado varias opciones productivas a favor del mercado.

"Puede haber crecimiento económico sin empleo, también recesión con generación de empleo y en estos momentos hay que buscar generarlo. Las pequeñas y medianas empresas son las que más pueden crearlo; la construcción, la vivienda. Otra forma barata de generar empleo de forma muy barata es dando mantenimiento a la infraestructura, a oficinas, escuelas".

"Lo que necesitamos los empresarios es tener mayor oportunidad de inversión; sobre la seguridad, puedo decir que siguen las inversiones, los empresarios estamos aquí con nuestras familias y trabajando. Es claro que la actividad económica genera empleo; es claro que necesitamos aumentar la actividad económica para reducir los problemas sociales que hay en el país y en la ciudad. Dio el rector (de la UNAM) cifras preocupantes del número de jóvenes que no tiene ni empleo ni escuela".

En la mentalidad del inversionista, la pobreza tiene que ser redituable de alguna manera y servir de empuje a desarrollo del país.

“Es necesario promover un esquema de becas para que los jóvenes que tengan ese interés para que al paso del tiempo mejoren sus posibilidades de obtención de empleo”.

Práctico al límite, Slim ha defendido tesis de empleo aun en las circunstancias menos favorables, destacando que el altruismo en sí mismo es una interesante postura humanística, pero ajena a los requerimientos de una sociedad capitalista. Los pobres tienen que ser rentables, y no un ejército laboral desperdiciado en programas públicos de consideración y apapacho.

En las últimas semanas, Carlos Slim aclaró que los inversionistas extranjeros deben de evitar caer en un craso error al no poner sus intereses en México, a causa de la inseguridad prevaleciente.“Si ya están ahí (y se retiran), perderán en participación de mercado. Y si no están ahí perderán un gran mercado. Somos entre 110 y 112 millones de personas, y la economía está en crecimiento”.

Como se vislumbra, para el magnate todos los mexicanos somos una oportunidad de negocio activa; de no serlo, existe el compromiso de volvernos.

Seguro, en la condición de dueño real del país, Slim no irá por el mundo, se quedará en México y seguirá invirtiendo aquí. Muy pocos se pueden jactar en el Orbe de poseer un territorio amplísimo, donde amasar fortuna sin competencias ni fastidios.

Obviamente, Slim no concuerda con la propuesta de Bill Gates y Warren Buffett para que los multimillonarios donen la mitad de sus fortunas a obras filantrópicas: “Lo que debemos hacer como empresarios es ayudar a resolver los problemas sociales. Combatir la pobreza, pero no a través de la caridad. Entregar dinero a la caridad significa para las empresas una enorme deducción fiscal, lo que implica dejar de pagar impuestos para que los propios gobiernos promuevan el desarrollo”.

“Sería un gran error que empresas como Microsoft, los líderes en el mundo de la tecnología, sean vendidas por sus fundadores para financiar obras de caridad. No deben hacerlo. Es más importante continuar administrando la compañía”.

El principio es imbatible. Según Slim, la pobreza es una realidad, pero no una obra caritativa. Los miserables son un mercado y es menester que los empresarios aprendan a sacarles provecho, en vez, de darse golpes de pecho y abjurar de la manera en que han hecho dinero.

En síntesis, la pobreza es una oportunidad de negocio al alcance de los atrevidos y, en consecuencia, se le debe estimular sin acostumbrarlos a gratuidad alguna.

En esa concepción de altísimo nivel, los mexicanos o nos ponemos a trabajar, o no tenemos un sitio en la Patria que ha forjado Slim y los personajes oscuros que lo cargaron a la cumbre.

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