martes, 25 de agosto de 2009

APUNTES: EDUCACIÓN O ENTRETENIMIENTO

Por: Raúl Gómez Miguel

Por disposición presidencial, en tiempo y como quiere, comenzó el ciclo educativo 2009-2110.

Para variar los libros de texto no fueron suficientes, o no llegaron a tiempo o de plano le cortaron temas a fin de ponerlos en manos de los estudiantes de nivel básico, alegando la perfectibilidad de los textos en un futuro casi mítico.

La mentada Reforma Integral de la Educación Básica está siendo un despiporre, precisamente por el propósito oculto de su origen. No se trata de elevar el nivel educativo de los alumnos, se trata de volverlos moldeables para tener mejor control sobre ellos en sus años adultos.

El conocimiento y la información son armas poderosas en las manos de los ciudadanos y ese es el terror de la clase dominante. El grueso de la población no debe de acercarse a la verdad o desarrollar habilidades críticas. Por ende, se opta por la confusión y las embarradas de datos, y el terrible pase automático, garantía del avance progresivo de la anulación intelectual de cualquiera. Por más ignorante, el alumno pasará y, si las condiciones son propicias, hasta la Universidad pisa o se dedica a la grilla profesional con las consecuencias ya previstas.

Mientras la elite de los colegios privados impone requisitos complejos para enseñar y traen al alumnado de la seca a la Meca con la competitividad y el perfeccionamiento, la Secretaría de Educación Pública y la maestra dueña del sindicato oficial, son benevolentes y abren las compuertas para el ingreso de cualquiera a ejercer la docencia como le dicte la inspiración, total no es el primero ni será el último en descomponer la formación académica de los pupilos.

La educación masiva practicada en México, desde hace cuarenta años, no tiene remedio al darle prioridad a los enjuagues del presupuesto y a la “politización” de los encargados. El juego de intereses supera la formación de cuadros productivos por venir. El deterioro educativo es una realidad palpable e inobjetable imposible de enmendar con decretos o arranques de patriotismo ejecutivo.

La educación, dejando el halo romántico o religioso del apostolado, es una inversión privada y social a ganar en el largo plazo, por ende, debe de cotizarse, debe de admitir las normas de un negocio, de una empresa.

Es un error garrafal de cabezas de familia y Estado suponer en toda la niñez la inclinación natural a la escuela, o al tipo de escuelas del país. Entre los diversos factores activos dentro de una deserción está la falta de pasión del estudiante por el conocimiento formal, postura válida y respetable; suficiente para explotarla y permitir el acceso a alguien con verdaderas ganas de aprender. Sin embargo, esto repercutiría en generaciones sólidas de estudiantes y la preocupación del control ideológico. La elección está hecha: en México, la educación es popular y está condenada a ser mero entretenimiento multitudinario, si uno se salva, se justifica el desembolso millonario, si no, la fortaleza del estado de cosas lo merece.

La lucha de clases, perdón por el concepto anticuado, comienza desde la cuna, en tanto los herederos de las cúpulas aprenden a dominar mediante todos los mecanismos disponibles, los desheredados obedecen y son reducidos a masa sin respeto a sí mismos.

Es uno, en lo individual, quién hace la diferencia con sacrificios y esfuerzos, dándole vuelta al destino de fracaso y aprovechando las hendiduras del sistema para colarse, aprender y conformar una explicación objetiva del mundo y, en consecuencia, participar en la transformación de las cosas.

Datos para reflexionar: en el Examen Nacional de Conocimientos y Habilidades Docentes, de 123 mil 856 aspirantes a ocupar una plaza, 25% alcanzó la calificación de “aceptable” (no de excelencia), 71% necesitan nivelación y 4% no lo aprobó.

En 5 mil 29 candidatos rechazados, 3 mil 552 han dado clase durante los últimos 10 años.

Si le ponemos número a la tragedia docente de estos fulanos, la cifra es aterradora, pero a la Viva México, más de 25 millones de alumnos de preescolar, primaria y secundaria iniciaron clases, o según la suerte, horas de entretenimiento para el siguiente ciclo.

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