lunes, 3 de agosto de 2009

BIBLIONAUTAS: Monstruos mexicanos.



Por: Raúl Gómez Miguel




Otra excelente recomendación para leer durante las vacaciones y no olvidar a la fundadora de este blog

MONSTRUOS MEXICANOS
MARCIA TREJO
EDITORIAL: DIANA



Leamos de monstruos; de esos seres marginales y marginados que asaltan la imaginación popular, dotándola de lo necesario para salir adelante en cuanto a miedo se refiere, porque una cosa es el mundo de día, pletórico de sol, y otra, un mundo oscuro limitado por las cualidades físicas de la especie que ve moro con tranchete donde sea.

Los monstruos existen. Pero no son esos remedos que se llaman políticos, líderes y demás fauna siniestra que destroza los mejores ideales y las propuestas justas. Los monstruos que nos tocan tiene algo de bello, algo de mágico y algo infinitamente humano que hacen que en el fondo los amemos. No podemos eludir cierta solidaridad con su condición de perseguidos, forajidos y fuera de ley que también conoce el ciudadano promedio cuando el entorno lo tilda de extraño, raro, diferente.

La monstruosidad es diferencia y por eso pesa. Así que los monstruos bien pueden pasar por minoría social y, sin embargo, no conocemos ninguna organización no gubernamental que defienda sus elementales derechos, y salvo honrosas excepciones en este país repleto de entidades medio espantosas, muy pocos académicos se atreven a estudiarlos profundamente. En consecuencia, ser monstruo y, además, mexicano es una sentencia al anonimato, al borrón políticamente correcto.

Por ello, el esfuerzo de Marcia Trejo, socióloga, profesora, escritora y defensora a ultranza de las causas perdidas, nos es aleccionador para no permitir que el olvido destroce la fantasía de nuestro pueblo. Desde la “Guía de seres fantásticos del México prehispánico”, primer libro publicado en 2004 por Vila Editores (Gedisa), la autora había declarado una preocupación crucial por el rescate de las creencias de la gente común y de los testimonios antiguos que guardan cientos de fuentes inéditas para sustentarlas.

En “Monstruos mexicanos”, la periodista galardonada, presenta un giro de público pero no de interés. Ahora se trata de acercar a los adolescentes a las raíces de sus ancestros, de sus terrores primigenios. Otra vez, la búsqueda la lleva a convocar voces vivas y el eco de generaciones milenarias. La noticia actual se suma al seguimiento antiguo. Los mexicanos como pueblo describimos cada página de su compilación, asegurándonos que a diferencia de charlatanes y gentuza de ralea vil, Marcia Trejo documenta sin objeción la seriedad de estos relatos que parecen infundidos de un hechizo naturista o el abandono etílico.

“Monstruos mexicanos” es un libro para disfrutarse, para meterse de cabeza en las aguas de ayer y aprender de brujas, animales imposibles, aberraciones naturales y entidades escandalosas que por primera vez, mediante el conocimiento y la palabra escrita de Marcia Trejo se atreven a platicar algunas confesiones efusivas sobre su peculiaridad.

En una introducción cercana a las páginas de un diario personal, un monstruo conductor explica lo mínimo que debemos de saber en cuanto a la fisonomía, tácticas, hábitos, mentalidad y fenomenología de sus semejantes. Una vez, entrados en materia, asistimos al desfile de los fenómenos.

Concebido como una colección de pequeñas semblanzas, “Monstruos Mexicanos” es una primera lectura del imaginario colectivo. Sin otro afán que no sea el de interesar, el documento nos carga a los recuerdos, a las pláticas familiares, a las consejas de los mayores en ese tiempo en que la credulidad era virtud y no un sinónimo de ignorancia.

La lectura de estas páginas, en lo personal, parece los apuntes de las personas entrañables que todos hemos conocido a lo largo de la vida y que tuvieron la gentiliza de contactarnos al otro lado de la realidad; a la posibilidad de lo increíble, de lo espiritual, del caos rechazado por la solemnidad.

A décadas de distancia, los niños que fuimos seguramente corroborarán la veracidad y el amor que Marcia dispone en el volumen.

Los monstruos existen y Marcia los conoce.

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