miércoles, 10 de junio de 2009

MALA LECHE: LOS TRINQUETES

El “Jefe” Diego, líder moral y democrático del Partido Acción Nacional, le saca por la vía “legal” una buena tajada a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, sin duda y sin enojo; la puritita justicia del que muerde la mano de que le da de comer o ¿será al revés?

La campaña de promoción al turismo nacional es congruente con las estampas de balaceras, muertos y un catálogo amplio de muertes “snuff” que el puerto de Acapulco manda al mundo sin necesidad de creativos o estrategas publicitarios. La sangre real vende.

La tragedia de Hermosillo no ha cesado y las autoridades se andan aventando volados para determinar a quién se la van a aplicar porque de seguir las investigaciones en todo el Estado, va a resultar que los infantes están más seguros a la intemperie o en los brazos de los narcos.

Los rotativos alineados al PAN tragan la purga y publican encuestas, donde el Partido Revolucionario Institucional adelanta varios puntos en la preferencia del voto al beneficiario de la derecha con tal de que si llega al poder, recuerde que -aunque blanquiazules- llevan sangre multicolor.

Por unas cuantas coincidencias de mala suerte, al Presidente Calderón ya los funcionarios y las instituciones le dan la vuelta por salitre y atrae rayos. Súmele que el neodiscurso presidencial es repetir el rollo que lo peor de la crisis será capoteado con el esfuerzo y el sacrificio de los mexicanos, que suponemos incluyen a él y su familia.

Que la Derecha gane en Europa no quiere decir que el remedo imperial que se cuece en los cuarteles panistas tenga el mismo éxito, ni que la Izquierda europea se parezca a las tribus nómadas que desintegran al Partido de la Revolución Democrática; esto no es Londres o París, es la ciudad de los cascajos y la perrada en celo. O sea, analistas y sesudos editorialistas grilleros: no se cuelguen de las ramas del árbol pelón.

Eso que el cuarenta por ciento de estudiantes deserte del bachillerato es un reflejo de la libertad de elección que priva en el país, y no una consecuencia directa de la crisis económica que las aves de mal agüero tienden a invocar cuando no les cuadra las cifras. Basta con observar el incremento de las condiciones de vida personales para advertir que el gobierno está bien: el régimen dietético obligatorio y prescindir de servicios superfluos, como la educación, aceleran el ingreso de la juventud al subempleo que les dará carácter y entrenamiento en humillaciones futuras.

Ahora que el calor pega recio, el Gobierno Federal asusta con incrementar el costo del agua sin garantizar, por supuesto, abasto y calidad. Nada más es una vuelta a la tuerca para caerle mejor a la ciudadanía y no ande aventando huevos, productos de primera necesidad, a camionetas del partido en el poder. El agua es bendita y por eso cae en gotitas.

Comparando estimados porcentuales con una relación costo-rendimiento, las campañas políticas de estas semanas han costado mucho para lo que van a conseguir. Los partidos grandes, centrados en dos, se repartirán el grueso de los votos, y el gran perdedor con que saque la representación mínima está del otro lado. Los mini partidos, si no suben la cuota, van a perder registro y la pobreza fuera del presupuesto será dolorosa.

De ser cierto un estudio científico elaborado por las universidades estadounidenses de Pennsylvania y Temple que establece una actividad cerebral mayor a la hora de mentir, los grillos mexicanos serían unos superdotados, pues, para las mentiras no hay quien les gane y si se tratara de vergüenza, no habría calificación a superar. Estamos en excepcionales manos.

A causa de esas paradojas de la vida, la discusión electoral se fue por el paso más simple y más importante: va o no, a votar el pueblo. Como no existe precedente alguno y la grilla no pierde la tortilla, seguro es que conque voten los cuates, las apariencias se cubren y se legaliza el reparto del queso. No se hagan.

El agrandamiento de la grieta de Chalco, piensan los urbanistas atrevidos, ofrece la oportunidad irrepetible de construir unidades subterráneas o repartidas en terrazas estilo jardín colgante de Babilonia, a fin que la plusvalía del suelo se triplique y no se desaproveche la necesidad de los humildes por tener su casa, aunque sea flotando.

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