viernes, 12 de junio de 2009

MALA LECHE: Las mulas



Haciendo honor a la fecha, la máxima jerarquía católica de México celebró el Jueves de Corpus, una de las tres festividades fundamentales del calendario creyente, efectuando procesiones singulares en donde no se distingue muy bien quién alaba a quién. El caso es que los niños pequeños fueron disfrazados de “inditos” y los artesanos populares ofrecieron las tradicionales mulas hechas con hojas de elote secas, decoradas con huacales y trastecitos, enfatizando la condición de bestias de carga; detalle que mueve al humor y a la broma pesada al felicitarse, además de los Manueles, a todos los semejantes que guarden parecido a los simpáticos híbridos de caballo y burra.

En Mala Leche proponemos que las “mulitas” se vendan con nombre y apellido y de un tamaño acorde al nivel de bestialidad que logre el festejado. Pensemos en el tamaño tipo "Torre Monumental de Paseo de la Reforma", dedicado a los titulares de los Poderes de la Federación. El modelo: “Torre Latinoamericana” lo dejaríamos para los Secretarios de Estado. “La Torre de Mexicana” sería para los Gobernadores y “El Monumento a la Revolución” para los líderes de partido, disminuyendo las dimensiones a un “pin” para los bebés insoportables y apestosos.

En los huacales colocaríamos elementos distintivos de sus actividades por importancia y profesión, sin olvidar una plaquita grabada a mano con la leyenda respectiva.

Sumergidos en la propuesta y considerando la obsesión morbosa del panismo por las orientación sexual ciudadana, podríamos proponer una mula “hetero” de colores serios y opacos; la mula del “movimiento” en colores del arcoíris; la “sado” vendría en piel y cadenitas y la “bi” con símbolos masculinos y femeninos. Eso sí, salida la mercancía no se aceptarían reclamaciones.

Otras mulas partirían de lo abstracto, la de la democracia, los derechos humanos, la justicia, el medioambiente y un largo etcétera que cumpliera puntualmente con las causas que demandaran su representación.

Aquí en la redacción DODO nos cooperamos para comprarle su respectiva mula a El Último de los Dodos, que cuando se pone filosófico y profundo no hay quien lo aguante. No nos olvidamos, por supuesto, del Dodo Subversivo, que a toda hora anda recitando consignas “anarcas” y de “acción directa”. Le quisimos aplicar la cura a El Dodo dice... pero nos salió con que “una mula es un Dodo disfrazado”. Al Dodo Pambolero no le tocamos ningún vals porque no se recupera del oso de la Selección frente a la de Trinidad y Tobago. El Dodo de la Redacción no cayó en la broma y nos reviró con una mula de tamaño caguama para quedar de cuates.

El día fue una sucesión de abrazos y felicitaciones que no vieran. Por unas horas los DODOS se relajaron y se dedicaron a molestarse, sin omitir sus peculiares carcajadas que aún no se determina qué son.

Las mulas fueron una oportunidad para liberar tensiones y burlarnos de nosotros mismos, rodeados de tanta mala noticia y espantosas decisiones. Por supuesto que pensamos en ustedes, queridos y devotos, lectores de este blog y sinceramente, desde el punto último de nuestras almas plumíferas, le deseamos MUCHÍSIMAS FELICIDADES EN SU DÍA, que se la hayan pasado bien y que los hayan agasajados en reciprocidad a su espíritu emprendedor que los vuelve MULAS.

JUARK. JUARK, JUARK.

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