viernes, 26 de junio de 2009

MALA LECHE: La niñita del pastel

A falta de propuestas y respuestas concretas el Partido de la Revolución Democrática se ve en la penosa necesidad de recurrir al impacto negativo que generó la campaña de propaganda política de la tristemente famosa niña del pastel, defensora del empleo y directora de comerciales en que se cobijó para fomentar el voto sin pensar en la reacción válida de un sector del público al que la afamada niña les cae en el hígado. Si lo más comentado en una campaña electoral es lo horrendo de los comerciales entonces no es mucho lo que puede levantar en cuanto a votos.

Con el pretexto del cumplimiento de la ley, el Gobierno Federal (y lo que implica) atrajo la investigación de la tragedia de Hermosillo a unos días de las elecciones intermedias en una franca medida ventajosa para patear un poco al priísmo nacional y evitar nuevos resbalones de las dependencias panistas que nomás cobran por problema generado. La justicia a la memoria de los inocentes muertos es un volado político, y no un deber básico de la autoridad precisamente para ganar credibilidad que nunca es igual a legalidad. El conservadurismo puede tener las leyes, pero no la conciencia de los gobernados. Los deudos esperan sentencias, no discursos fríos de funcionarios acomodaticios.

Que un Notable le grite a las autoridades su incapacidad en materia de seguridad general no significa que la “Sociedad Civil” reclame, el día que eso ocurra, el sistema se cimbra. Respetable el punto de vista de la organización no gubernamental México SOS, pero no podemos volverlo extensible a la mayoría silenciosa acumuladora de rencor. Foros vienen y foros van pero, al ciudadano de a pie, la posibilidad de una desgracia evitable le quita el sueño. Detrás de la cháchara se levanta el vacío. La grilla en una burbuja nunca observa lo que sucede abajo.

Televisa
la agarra contra Carmen Aristegui y la revista Proceso por andar ventilando los enjuagues económicos y hasta sentimentales que la Corporación mantiene con el gobernador del Estado de México, el guapérrimo, a decir de las damas, Peña Nieto que se ha gastado una fortuna en apuntalar imagen y plataforma de despegue para la grande de 2012. No es ético, murmura un pilar de la estupidez mediática, que gentuza meta las narices en asuntos fuera de su incumbencia. Cada empresa, razona la propietaria de la caja idiota, tiene el derecho sagrado de apuntarse donde paguen más. Así que si el señor gobernador, casadero además, inclina la chequera y los favores políticos hacia el emperio es muy su gusto. Faltaba más.

Metida en un trance de hongos y peyotes, la Organización de las Naciones Unidas califica la violencia en México de única en el orbe, como si las atrocidades en otros puntos rojos del planeta estuvieran pintadas o relacionadas a causas nobles y de exención. México cruza por un trance violento, no propiciado por la ciudadanía, es cierto. Pero exagerar, respaldando a un bando específico de la confrontación tampoco es una forma de proceder muy limpia que digamos. Afganistán, Irak, las guerras tribales africanas son, a juicio de la ONU, pecadillos en comparación a la hecatombe que destruye a nuestro país. No se cuelguen de la liana.

El saco del “fusil” cae ahora en el Partido Revolucionario Institucional y un spot calca del original español que juntaba a un grupo de militantes relevantes prometiendo una conducta edificante frente a las provocaciones y las marrullerías de la oposición. Esperamos que la fórmula de la escuincla del PRD no vaya siendo una copia de los videos más horrendos de la red moldeado a grilla pueblerina, imitando el tino del Partido Verde al escoger la sapiencia de los jóvenes Araiza y Perroni para invitar a los indecisos a servir el voto en la mesa de la contradicción andante que es la ecología violenta, dura, de salvemos a los patos y colguemos a los cazadores.

Los DODOS proponemos que la ciudadanía se olvide de los partidos incluyentes o excluyentes, y que trabaje en organizaciones propias, sin tener que soportar el presidente chiquito sollozar que si no nos gustan los existentes, cambiemos. ¿Se podrá hacer lo mismo con Calderón?

No hay comentarios: