FARFADET: SEMILLAS

Por: El Abuelo

Hoy me siento de alguna manera más libre y fresco, las prendas calurosas ya no forman parte de mi vida, de mi cuerpo, las dejé caer a la tierra mojada que ahora cubre las plantas de mis pies; de ella se eleva ese aroma tan peculiar, tierra mojada que guarda tantos secretos, tanta fertilidad que se hace notar en esta época del año; tengo ganas de sentir cómo la vida crece y se enreda en mis piernas desnudas, me sujeta al piso y no me permite despegarlos; sentir el dolor de sus espinas, mientras la sangre que trabaja dicha tierra se desparrama y se cuela entre los orificios más pequeños, todo para ver en algunos días como el campo florece, se abre con tantas flores en dirección al sol; tantos colores, tantos sonidos, tantos deseos reprimidos.

Amo el olor al color y al polen, el zumbido de las abejas con el choque del viento; amo el sol que enrojece mis mejillas, y esa mirada que busca en horizontes mensajes de paz e ilusiones que se vuelve una entre millones de visiones diferentes; una época que ya no existe, un deseo oculto entre ceja y ceja, mientras los ojos ven más allá de la urbanización y solo piensa en deleitar un fruto proveniente de esta tierra; ese jugosos sabor que recorre nuestros labios, que humecta las aberturas y las llagas que surgen del calor; sabor que llena de energía y te causa vida y te permite seguir caminando, sin poder escaparte de las raíces que nos sujetan a este suelo mojado y lleno de esperanzas de vida.

Me gusta pensarme así, a pesar que en mi realidad, mi cuerpo se encuentra atrapado en paredes de concreto, que cubren mi entorno y realidad, mientras afuera aún escucho los interminables sonidos que salen de los coches al no poder moverse en medio del tráfico, la gente molesta, se grita una a la otra y las construcciones no me permiten ver siquiera 500 metros adelante; tal vez sea el presente, pero al menos el futuro que sueño; lo tengo en mis esperanzas y sueños que sólo la primavera me traen.

Por eso a pesar de esta infinita diversidad de realidades, decido de nuevo cerrar mis ojos y suspirar; para amanecer con mis pies mojados y llenos de tierra.