Por: Raúl Gómez Miguel
Y hacer los moles, traer a los músicos, acarrear a la gente, sacar los mantos, las plumas ornadas en oro, seleccionar a los nobles, esperar; esperar el descenso de los cielos de Quetzalcóatl al negativo.
Por unas horas, los mexicas políticamente correctos dejarán de utilizar expresiones como “negro”, “negritud”, “hijo de Memín”, “Tomás” y otras que realcen el color de la piel oscura, al igual que en el reino del dios, para usar el calificativo aceptado “afromexicanos”, porque aunque nuestros semejantes de epidermis intensa tengan otra historia, se debe estar a la moda correcta: “afronorteamericanos” igual a “afromexicanos”.
Las grandes señoras del reino y sus doncellas no están tan entusiasmadas como cuando la visita de la Dama Clinton, que sí mostraba los emblemas físicos y mentales para reclamar su origen divino, pero los tiempos cambian y Quetzalcóatl ahora le dio por aparecerse “afroamericano” y hay que aguantarse. Digamos que acorde a los tiempos, Quetzalcóatl decidió presentarse en forma vanguardista a la habitual y darle por su lado a los creyentes olvidados por la pigmentación intensa de la piel.
La decisión no cayó muy bien en las mentes reducidas de los gobernantes de sus reinos pero ¡qué se le va a hacer! El dios quiere, el dios tiene.
Nuestro Huey Tlatoani no cabe de contento porque siente que la visita es una prueba de cercanía o de “coincidencia de intereses”, según los tlacuilos que andan movidos terminando los discursos que dirá el señor del imperio tenochca al divino viajero.
Honestamente se percibe que las fiestas serán mayores a los resultados y a pesar de las directrices sugeridas por adivinos, brujos y hechiceros, Quetzalcóatl sólo acude a recordarnos que existe, que tiene poder y que no estemos jorobando con los indígenas que mueren cruzando el río grande; que está claro: las posesiones del dios son para su gente y no para cualquier nopal que desee instalarse a la brava.
En otros asuntos que atormentan a los Mexicas, Quetzalcóatl no se a va a meter porque su mente está en otras latitudes y no en los relajos que montan tiro por viaje los emplumados nada más matando el tiempo.
En una lógica simple Quetzalcóatl acude a reafirmar lo expresado y pactado por sus emisarios y darse una vueltecita por lo menos jodido de estas tierras. Los chismes que corren entre los nacidos en altos petates son mariguanadas o desvaríos propios del neutle. El dios no va a salvarnos, no en balde, él es el promotor del “self made man” y el hágalo usted mismo. Nada de callitos con el dólar ni memeces por el estilo.
Ya vendrán tiempos mejores, pero hoy Quetzalcóatl visita en tono de buen vecino, juvenil, idealista y no soltará prenda por algo muy simple: NO LE INTERESA.
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