jueves, 1 de julio de 2010

MALA LECHE: LA IMPOSIBILIDAD DE UN FRENTE COMÚN

POR.- EL DODO DE LA MALA LECHE Y EL DODO DE HUMOR NEGRO

A buena hora se le ocurrió a Felipe Calderón chiflarle a la banda para que le hiciera el paro y aceptara apoyar un frente común contra la delincuencia.

De no ser por los grillos arrastrados y lambiscones, Calderón se hubiera quedado más solo que un confesionario durante una orgía, pues el Partido Revolucionario Institucional reviró el alarido sensacionalista de Los Pinos con una promesa a dialogar algunas coincidencias y luego, de las elecciones intermediadas, claro está, decidir si se alinean con el Partido Acción Nacional y sus aliados.

No es falta de responsabilidad del tricolor, simplemente que su apuesta electoral va de la mano con el auge de la inseguridad nacional y la petulancia de las autoridades a no aceptar que en esa materia están pelas. Los “dinos”, aunque les hayan matado un candidato a gobernador, saben recomponerse y sacar ventaja de sus heridas.

Felipe, el pequeño, quien reventó los pesos y los contrapesos del sistema de convivencia entre la grilla y el crimen organizado, pensó en una primera posibilidad de levantarse vencedor y legitimar la presidencia robada, luego, magnánimo quiso cubrir con sus alas a los panistas, y ni Chana ni Juana, los delincuentes renunciaron a su papel de comparsa, se saltaron las trancas y es hora que nadie los puede meter al corral.

En la demencia absoluta, Calderón recurrió a sus facultades presidenciales extraordinarias y metió a las fuerzas armadas del país en una siniestra casa de la risa que reporta elevados índices de violencia y muerte, acelerando el costo político de todo aquel que se vincule a su causa perdida.

La escabrosa hermandad de la izquierda y la derecha mexicanas enrarece aún más el sentido de gobernabilidad de México. ¿Quién puede tomar en serio los cambios de camisa y el acarreo conveniente de una panda de chaqueteros multiusos? Tampoco afirmamos que el PRI sea el salvador de la Patria, ni cosa, por el estilo, pues a su sombra crecieron ciertas afamadas personalidades de la transa y lo indebido con unas señoras colas que les pisen.

La preocupación demagógica de Felipe Calderón y el resto de sus achichincles obedece a reducir las distancias en la votación de castigo que le espera al blanquiazul, vaya con el que sea, en el proceso electoral de la próxima semana. No es una reacción digna o un reconocimiento de la inutilidad de la “guerra” contra el crimen organizado. Honestamente, le vale absolutamente madres y mantiene el flujo de sangre con tal de ofrecer la nota a quien se la crea, como la Organización de las Naciones Unidas.

El PRI no moverá un dedo hasta que no determine la reestructuración del mapa político y se asegure que ha puesto a sus adversarios en lugar propicio, nada más que conste que no será por la brillante inteligencia de los monolitos, sino por la larga sucesión de imbecilidades cometidas por la clase gobernante.

Nosotros les recomendamos a tirios y troyanos que volteen y se den cuenta que sea cual sea el resultado electoral, si es que hay uno, los supuestos gobernados se han marchado, dejándolos con la ilusión de que su mando cruzará el aniquilamiento y tendrá eco en la gente.

La ciudadanía no va en esta cruzada, hasta que no cambie de convocante.

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