domingo, 4 de julio de 2010

FUCHO: ES ALEMANIA

POR.- EL DODO PAMBOLERO

Por el bien del espíritu limpio del fútbol, que no de la FIFA, Alemania derrumbó a la Selección Argentina cuatro goles, sí cuatro tantos a cero, y con ella la sacó por la puerta trasera de Sudáfrica 2010 junto a esa vergüenza deportiva llamada Diego Armando Maradona.

Con un juego de asociación los alemanes le aplicaron una goliza histórica dentro de las Copas del Mundo a los albicelestes que, como lo apuntaron desde el principio de la competencia los DODOS, estaban sobrevalorados y que si llegaron a estas alturas del torneo, fue con la ayuda de los árbitros, las marrullerías propias de su idiosincrasia futbolística y el show bizz montado por “la mano de dios”.

Alemania vino de menos a más y aun en la punta de sus habilidades, demostró humildad y apostó por la bravura de ganar en buena lid; gesto plausible para quienes vemos en el deporte la exaltación suprema de las habilidades del hombre.

Lejos de ponernos el jersey de las ardillas y gritar que se cobró venganza por la eliminación de México, que bien merecida se la tuvo por su exhibición mediocre de competitividad, los DODOS reconocemos que nos da una inmensa alegría la partida de Maradona a su nivel real y no nos unimos a la creencia masiva de que haya sido un jugador excepcional y que se catalogue como un hito del balompié por causas ajenas a la cancha. Simplemente es un ente siniestro y será la Historia real quien lo desenmascare.

Al igual que Brasil, Argentina quedó embobada por el “divismo” de sus individualidades y no por la potencia del conjunto, en consecuencia, ambos, nombres imponentes indiscutibles dentro del ámbito del esférico, están lamiéndose la vergüenza y esperando la próxima edición de la Copa del Mundo, que tiene el país de la samba y el carnaval, para dejarse sentir.

Sudáfrica 2010 ha sido un certamen en el que los “fenómenos” profesionales del fucho estuvieron ausentes, pues, ninguno alcanzó la plenitud de su precio y sus habilidades. De hecho, fue la dinámica de los encuentros y las selecciones quienes proclamaron a los nuevos héroes.

El individualismo del siglo pasado, a partir de la experiencia de este Mundial, debe de ser replanteado y enaltecer que el fútbol es un juego de once contra once jugadores, trabajando integrados en la obtención de metas comunes, exactamente como la propuesta alemana que va decidida a estar en la final.

Dentro de cuatro años veremos, si se nos permite, qué aprendieron Brasil y Argentina de estas pérdidas deshonrosas.

En cuanto a México, difícilmente aventuramos un cambio en las maniobras corruptas de la Federación y la mafia que la alimenta, por ende, confiaremos en los milagros y no en el crecimiento del fútbol local.

Va nuestra admiración y respeto a Alemania por incorporar la dignidad a la victoria

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