jueves, 21 de julio de 2011

EXTRA: NUESTROS MUCHACHOS

POR.- MARCIA TREJO SILVA

Hace unas horas fui madrina de uno de los grupos salientes de Diseño y, aunque ello me llenó de un enorme gusto, cuando les hablaba pensaba también en mis otros alumnos que habían egresado, a quienes también me hubiera gustado dedicar estas palabras. Aquí se las dejo con enorme cariño.


Hoy es un día feliz. Hoy se cierra un ciclo que empezó hace casi veinte años, en la puerta de un kínder, en la que unos mini-ustedes estaban a punto de ingresar al sistema educativo nacional, armados con un danonino y un sándwich en la lonchera, crayolas de colores y un beso materno.

Desde entonces ha llovido bastante, los años se convirtieron en lustros y hoy después de transitar un largo, muy largo camino, arriban a las ligas mayores.

Hoy es momento de recordar a los niños que fueron y disculparse por no ser los astronautas, veterinarios, arqueólogos, bomberos o superhéroes en que se iban a convertir. Pero asegúrenles a esos pequeños de ayer que no hay pierde porque, sin duda, serán excelentes publicistas y mercadólogos, de esos que hacen sentir orgullosos a cualquiera, de esos que sólo el IMP sabe forjar.

Hoy es el último día que estaremos juntos de esta manera, ya no nos despediremos diciendo “Nos vemos la próxima clase”. Hoy es la última vez que nos vemos como maestra y alumnos, porque a partir de este día, podré llamarlos gozosamente colegas, y hablarnos de igual a igual.

Algo que disfruto enormemente de trabajar con los octavos semestres, es que cuando les pregunto si algo se puede, siempre contestan sí, y eso me llena secretamente de satisfacción porque quiere decir que la mutación está completa, que son irremediablemente IMP. Porque ser IMP significa comprender que lo imposible, está sólo un grado arriba de lo difícil, que sólo es cuestión de tiempo y más esfuerzo para conseguirlo.

El IMP es una comunidad como ninguna. Esta frase que parece decir todo y nada, cobra sentido cuando uno pasa algún tiempo entre nuestras paredes. A ojos ajenos, porque para nosotros pasa desapercibido ya que estamos entre iguales, el IMP puede semejar el ala norte de cualquier hospital psiquiátrico, una escuela alternativa o la primera universidad Montessori de México.

Cuando se convierten en parte del IMP, se transforman en nuestros muchachos, con todo lo bueno y malo que ello implica.

Y son nuestros porque contribuimos a formarlos como profesionistas, pero también como personas, porque no creo que exista –o, por lo menos, yo no la concibo así,- la educación en un solo sentido.

Educar, es mucho más. Educar es un proceso doble, en el que ambas partes intercambian papeles, en el que ambas partes enseñamos y aprendemos. Y en ese ir y venir de conocimiento, anécdotas, emociones, sorpresas, frases célebres que se quedan en nuestra memoria, risas, desacuerdo y regaños, vamos forjando un lazo que nos une y nos da sentido, un lazo que nos permite constituirnos en una comunidad como ninguna.

Pero también son nuestros, porque se han ganado un lugar en nuestros corazones, en nuestra memoria, en nuestro haber de éxitos, en nuestras vidas.

Son nuestros muchachos porque ustedes nos eligieron.

Son nuestros porque son parte de nuestra esencia: no hay profesor sin alumno.

Son nuestros porque a los nuestros no los dejamos tirados, siempre regresamos por ellos y, a veces, en contra incluso de ustedes mismos, los arrastramos y obligamos a salir adelante.

Son nuestros porque elegimos jugárnosla por ustedes.

Pero así como ustedes son nuestros, nosotros somos suyos porque una de las elecciones –de esas que realmente valen no la pena, sino la alegría- es decidir a quiénes queremos pertenecer, en qué corazón queremos estar, qué alma queremos tocar. Somos suyos porque, dirían por ahí, cada quien elige con qué se mata, cada quién elige en qué batalla participar.

Y como mi esencia me traiciona, va aquí mi última lección:

• Sean apasionados; no hagan las cosas con tibieza, así las puede hacer cualquier mediocre. Entréguense, pongan corazón y espíritu en aquello que realicen.

• Sean determinados. Las metas no son sólo objetivos a conseguir, son la constatación de que podemos superar nuestros límites, una y otra vez.

• Trabajen la disciplina, porque el talento sin constancia, sólo da triunfos momentáneos y en el corto plazo.

• Luchen con todo y cuando ese todo se les acabe, vean dentro de sí mismos y saquen más, que para eso tienen espíritu, agallas y por eso son IMP.

• Sean honestos y leales, ustedes eligen a quién o a qué. Pero en esa lista no olviden poner a los amigos, los sueños, su profesión y, sobre todo, su esencia.

• Siéntanse orgullosos de su trabajo y de su persona. Tras tantos años de esfuerzo, ya se han ganado derecho de piso. Pero no pierdan de vista que siempre se puede aprender más, y que el orgullo desmedido es sólo otra cara de la estupidez.

• No persigan sus sueños, alcáncelos y háganlos realidad. Un sueño que no se concreta sigue siendo un sueño; uno que se consigue, adquiere un nuevo nombre: éxito.

• Crean y defiendan lo que son y lo que piensan. Pero sepan admitir cuando están equivocados.

• Teman con mesura. Un poco de miedo nos mantiene alertas. El que no actúa por temor a equivocarse, cae en otro error, mucho más triste: no vivir.

• Véanse desde su futuro y trabajen para convertirse en esos hombres y mujeres que los harían sentirse orgullosos.

• Si la vida se ríe de ustedes, ríanse con ella, que sabrá devolverles el buen humor.

• Busquen la felicidad, pero no esa con F mayúscula, que de tan perfecta se vuelve inalcanzable, sino aquellas pequeñas felicidades, más sencillas, más cercanas, más felices.

• No sólo hagan el recuento de los daños, sino también el de los bienes y, entonces sí, podrán darse cuenta de lo afortunados que han sido y son.

Creo firmemente que la alegría y las cosas buenas de la vida, no sé si en una muestra de humor negro o infinita sabiduría del Universo, con frecuencia, vienen en envases distintos: algunos comunes, otros un tanto raros y unos simplemente espeluznantes. Y esto es así para que no vislumbremos a la primera su potencial, y la dicha pueda sorprendernos. Ustedes fueron un buen ejemplo de eso: Cada clase con ustedes fue un motivo para ser feliz. Muchas gracias por ello.

Vayan a la vida y que ésta sea generosa con ustedes y los abrace con el mismo cariño que lo haríamos quienes los queremos.

Buena suerte y buen viaje, mis muchachos.

2 comentarios:

armando garcia dijo...

MARCIA .. SIN DUDA ERES UNA DE LAS PERSONAS QUE MARCO MI CAMINO DENTRO DEL IMP, TE VOY A EXTRAÑAR MUCHO Y GRACIAS POR QUITARME EL MIEDO A UNA HOJA EN BLANCO, SE TE ESTIMA MUCHOOO... :D

Anónimo dijo...

Armando:
Un placer enoooormeeee haberte dado clase y una satisfacción gigante el quitarte ese miedo, corresponde escribiendo mucho, que la escritura sirve para muchas cosas: tocar otros corazones, exorcizar los fantasmas, compartir pensamientos y un largo y feliz etcétera. Va un amoroso abrazo.
Marcia