jueves, 7 de julio de 2011

EDITORIAL: SALUD Y GRILLA

POR.- EL ÚLTIMO DE LOS DODOS

Que por decreto y demagogia, TODOS los mexicanos tengamos accesos a servicios de salud público no quiere decir que estos sean eficaces, competitivos y de cobertura total.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), afirmó que en México hay una gran demanda de servicios de salud y poca oferta de los mismos.

En cuanto al cumplimiento de los derechos en materia de salud, afirmó el ombudsman nacional Raúl Plascencia Villanueva, las quejas que recibe este organismo nos permiten identificar que la calidad del servicio que se presta hacia el paciente, hacia la persona que requiere una intervención quirúrgica, no es acorde a la necesidad que se presenta.

En materia de salud -informó- se reciben dos mil 500 quejas que son vinculadas al IMSS, al ISSSTE y a la Secretaría de Salud, y que están relacionadas con la negativa de atención médica o indebida prestación del servicio. A la fecha, precisó, se llevan mil denuncias captadas por la CNDH.

Dijo que la cobertura en cuanto a asegurados a través de Seguro Popular se ha incrementando, pero el servicio que presta, "no se tienen evidencias de que esté mejorando la calidad", expuso.

Al presentarse los Indicadores sobre el Derecho a la Salud de México publicado por la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y el INEGI, revela que si bien se ha avanzado en cobertura en servicios, hay otras áreas donde no se presenta esto.

Sin embargo, en la mentalidad triunfalista de Felipe Calderón, en el pasado los más pobres morían sin siquiera saber el mal que les aquejaba, pero hoy tienen acceso a servicios de salud, se quiera o no reconocer. Aunque, apuntamos los Dodos, los pacientes se sigan muriendo, eso sí “bien informados”.

En la inauguración reciente del Hospital General de Acámbaro, Guanajuato, acompañado de José Ángel Córdova Villalobos, secretario de Salud y aspirante a la gubernatura de esta entidad, Calderón señaló que los nosocomios cuentan con equipo para detectar los males que anteriormente sólo los ricos podían pagar.

"Qué es lo que pasaba antes? Que ir con un tomógrafo de 16 cortes o quién sabe cómo les dicen aquí, una máquina capaz de ver milimétricamente cada centímetro, milímetro del cuerpo, desde el cerebro hasta las uñas de los pies, para un buen análisis, qué hacía la gente, sólo la gente rica, esa es la verdad, decía 'me voy a Houston'. Y la gente pobre no tenía la menor posibilidad de saber siquiera de qué estaba enferma, se nos moría y punto y hoy aquí en Acámbaro la gente más pobre puede venir y revisarse en ese tomógrafo".

"Hoy la salud en México está al alcance de los más pobres, esa es la diferencia, esa es la diferencia se quiera o no se quiera reconocer". Incluso aseveró que no son 45 millones los beneficiados con servicios de salud sino 100 millones.

Y los Dodos alborotados contestan: póngale hasta trescientos millones. El problema es que la estadística no cuadra con la realidad cotidiana del pueblo que vive en carne propia la escasa veracidad de tales pronunciamientos.

El caso no es ventilar los proyectos, las obras y las mamarrachadas; es sustancial concretar el beneficio real de los enfermos, que del potencial, se encarga la habilidad de la propaganda.

Los enfermos en México son asunto de elemental humanidad y de dinero, no precisamente de bandera electoral.

El Sistema de Salud Pública en el país, como cualquier responsabilidad burocrática, es deficiente, lento y responsable directo de malas decisiones que conducen anualmente a cientos de tragedias que no figuran en los titulares de los medios.

Si la esperanza de vida mexicana, en 2010, se ubicó en 75.4 años, valdría la pena que lo menos la población tuviera una certeza de 75% que en los hospitales públicos están seguros, y no que se la “jueguen” en cada admisión.

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