La Revolución Mexicana no es patrimonio ni del gobierno ni de la bola de parásitos que se cuelgan del poder para evitar el cumplimiento de las reivindicaciones políticas, sociales, económicas y culturales de aquel mítico levantamiento. La revolución es patrimonio de los descedientes de la gente común que luchó en ella con la esperanza de un futuro diferente. Por ellos y nada más por ellos vale la pena celebrar y no olvidarla. México está integrado por el alma de sus nacidos y no nacidos y mientras eso suceda nada hará que nos rindamos a los traidores, cuenteros y vende patrias que se dicen sus representante. Y recordemos la Revolución no estará cumplida hasta nadie muera por padecer miseria o difundir su verdad.
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