domingo, 25 de marzo de 2012

MALA LECHE: UNA CANASTA MENGUANTE

POR.- EL DODO DE LA MALA LECHE

Palabras más, palabras menos, los suspirantes a la Presidencia de la República siguen prometiendo una realidad que los supera.

Al finalizar este sexenio 21.4% de los trabajadores empleados de este país no podrán adquirir una canasta alimentaria completa, es decir, a pesar de su esfuerzo, el ingreso no alcanza para cubrir plenamente la despensa familiar.

Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo (CONEVAL), una canasta alimentaria en México costaba 805.34 pesos al cierre de 2006, pero para el cierre de 2011, la misma cesta de básicos se incrementó a mil 67 pesos, es decir, subió 32.5 por ciento.

De acuerdo con el Índice de Tendencia Laboral de Pobreza que mide el CONEVAL, entre el tercer trimestre de 2008 y 2009 la situación recesiva de la producción interna cayó, impidiendo que los trabajadores lograran mejoras de vida.

Aunque la recuperación económica de 2010 permitió una mejoría en esos índices, la situación de pobreza laboral se exacerbó durante 2011.

No obstante la explicación de la crisis internacional, el gobierno federal no logró en seis años una política laboral estable y sana. Los programas de empleo fueron un maquillaje para ocultar la pésima administración pública que dio prioridad a intereses mezquinos y no al de las mayorías.

El salario mínimo al cierre de 2006 era de 48.67 pesos diarios, mientras que para 2011 el monto subió a 59.82 pesos; un promedio de crecimiento anual de dos pesos y veinte centavos.

La Secretaría del Trabajo y Previsión Social reportó que de las 47.8 millones de personas ocupadas en el país, 65 por ciento (31.2 millones de empleados) o no reciben retribución por sus labores o van de uno y hasta tres salarios mínimos (de mil 800 pesos a 5 mil 400 pesos al mes).

Regresivamente, la pobreza extrema ya no está en los municipios habituales de Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Chihuahua, sino que está apareciendo en entidades de fuerza industrial como Nuevo León y Baja California.

Aunque el promedio nacional de incapacidad de compra de una canasta básica fue de 21.4, 16 entidades federativas del país se ubicaron por arriba de ese nivel, aunque en lo particular presenten fuertes contrastes sociales.

Nuevo León con 81.9 por ciento, seguido de Baja California (76.4), Baja California Sur (66.9), Chihuahua (60.9), Sonora (60), Tamaulipas (56.8), Distrito Federal (46.8), Quintana Roo (42.6), Aguascalientes (37.2), Sinaloa (35.2), Guanajuato (32.8), Tabasco (30.7), Coahuila (28.1), Colima (26.1), Estado de México (25.9) y San Luis Potosí (23.5 por ciento).

Los salarios en México son los más bajos de América Latina. En 2009, el salario mínimo mexicano era de apenas 170 dólares por paridad de compra, apenas 13.5 por ciento del promedio de Estados Unidos, menos de la mitad del promedio latinoamericano y la quinta parte del salario de los trabajadores argentinos, que son los más altos de la región. Un salario mínimo local alcanza para adquirir una tercera parte de la canasta básica.

Una canasta básica comprende alimentos como maíz, tortillas, pasta para sopa, galletas dulces, pan blanco, arroz, carne de res y ternera, de pollo, pescados frescos, leche, quesos, huevos, aceites, tubérculos crudos o frescos, leguminosas, frutas frescas, bebidas, entre otros.

Pese a lo dramático de la problemática, las promesas de los abanderados presidenciales de los partidos políticos pretenden vender al electorado la ficción que con un voto podemos comenzar de nuevo.

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